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Keith siempre pensó que el amor era una pérdida de tiempo, un juego estúpido que solo deja cicatrices.
Hasta que descubrió que odiar y amar a la misma persona podía doler igual... y sanar aún más.
En una Navidad marcada por las burlas, la soledad y un golpe mal dado, Keith se enfrenta a lo que más temía: sus propios sentimientos hacia Lance, su rival, su compañero, su secreto mejor guardado.
Entre fuegos artificiales, confesiones inesperadas y un cielo estrellado que parece escucharlo todo, Keith aprende que el universo no siempre está allá afuera... a veces está justo en la mirada de la persona que juraste detestar.
Enemigos, heridas y besos robados, donde el amor llega tarde, pero justo a tiempo.