Patty siempre fue la rara del grupo: la que no brillaba como sus amigas porristas ni tenía la pinta de modelo que todos admiraban. Pero lo que nadie sabía es que detrás de sus frenillos y sus inseguridades guardaba un carácter fuerte, capaz de encender fuego en el lugar menos esperado. Richard, el típico chico popular y mujeriego, nunca pensó que se iba a enganchar con ella. Entre cartas secretas, chocolates, mensajes a medianoche y peleas cargadas de celos, su relación pasó de ser un juego de miradas prohibidas a un torbellino de emociones imposibles de ocultar.

Thalía nunca imaginó que el hombre detrás del alzacuello sería quien le haría perder la fe... pero también el miedo. Entre risas, culpas y besos escondidos, su historia con Richard pasó de los rezos a los secretos, y de los secretos a un amor que ni el cielo puede perdonar. Porque a veces el pecado más bendito... tiene nombre y sonrisa.

Dicen que aquella madrugada a Sandra le entregaron silencio. "Nació muerta", repitieron, y le dejaron una caja con cenizas. Pero Sandra juró que escuchó el llanto. Años después, supo que una enfermera salió por la puerta de servicio con una bebé y una manillita diminuta que decía MICHELLE. Desde entonces, cada 2 de junio, una vela arde bajo la Virgen, como si la luz pudiera llamar de vuelta lo que le arrancaron.

｡･::･ﾟ★,｡･::･ﾟ☆ 𝗦𝗼𝗹 pensó que podía jugar con fuego y no quemarse... Pero en 𝗠𝗲𝗱𝗲𝗹𝗹í𝗻, la calle tiene dueño. Y su dueño ahora es 𝗥𝗶𝗰𝗵𝗮𝗿𝗱: peligroso, seco, adictivo. Un hombre que controla las esquinas... y las redes. Entre mensajes que desaparecen, fotos tomadas desde lejos y besos robados, ella descubre que no hay escape. Él se lo dijo claro, con voz baja y firme: "Ya no hay salida... ahora eres mía." Y aunque sabe que debería correr... se queda. Porque el peligro, con él, se siente como un lujo. ｡･::･ﾟ★,｡･::･ﾟ☆ -Porque con Richard no hay medias tintas: o lo amas hasta el final... o te consume en el intento.