Yoon Suh -aunque conocida en aquel entonces solo como "Yoon"- aprendió a callar antes que a hablar, a inclinarse antes que a preguntar. Era una niña observadora, de ojos grandes y gesto reservado. Sus rasgos coreanos destacaban entre sus compañeros de escuela, y más de una vez tuvo que responder a preguntas incómodas sobre su origen, aunque ni ella tenía respuestas del todo claras. Sabía que no era hija biológica de los Ichihara, pero ellos nunca la trataron diferente. Aun así, la sensación de no pertenecer del todo se arraigó silenciosamente en su pecho, como las raíces del arroz bajo el agua.

Todo cambia cuando ella lo ve en la cafetería donde trabaja: una mirada, una sonrisa, y un breve intercambio que parece no significar nada... hasta que termina en el hospital por su torpeza. Ha Neul descubrirá que a veces, el destino escribe su historia con el ritmo de un corazón latiendo fuera de compás. Y tiene por nombre Han Jisung

Kim Ji Woo una chica como tu y yo. Conoce a Changbin en medio de una persecución. Al principio, sus mundos no encajan: él vive a toda velocidad y ella prefiere la calma. Pero entre, cafés a medianoche y mensajes... algo empieza a cambiar transformándose en miradas largas, roces accidentales y mensajes a deshoras. No es un romance prohibido, pero tampoco pueden gritarlo a los cuatro vientos. Ambos tienen demasiado que perder si alguien los ve con otros ojos. Sin embargo, cuando el corazón canta más fuerte que la razón, ¿cuánto tiempo puede durar un amor que no quiere esconderse del todo?

Lee Sun Hi en su jaula de oro con una vida que no le pertenece, siempre cuidando qué hacer, decir, pensar. Lee Minho o Lee Know, en su mundo de reflectores, siempre cuidando qué hacer, decir, pensar. Una vida que no es completamente de ninguno, pero a pesar de todo se encuentra en el momento menos indicado.