Emily lleva un tiempo percibiendo extraños comportamientos en su marido, James, que le conducen a pensar que quizá, solamente quizá, no esté siendo tan leal como prometió que sería...
Ella está desesperada por encontrar una salida, pero cuando se interna en un oscuro callejón, con él pisándole los talones, y tropieza con algo que se interpone en su camino... sabe que no tiene escapatoria.
Ella está muy contenta, porque tras tanto tiempo sin ver a su tía, por fin ha ido a visitarla. Parece un día de lo más normal, pero lo que descubrirá esa tarde cambiará todo por completo...
Sus padres se acaban de marchar de casa para tener una velada en pareja, lo que significa que ella se queda en casa sola. Todo parece ir bien... pero una serie de llamadas de lo más siniestras lograrán que deje de sentirse segura.
Ella necesita un respiro, y suele acudir a la azotea de su edificio para respirar aire puro y disfrutar de las magníficas vistas. Pero parece que esta vez no está sola...
Imagínate ir por la carretera en un día nublado, y encontrarte con... él. Tu primera reacción sería acelerar, ¿verdad? Pues que te vaya bien, porque no será suficiente para lograr escapar.