En un mundo donde los cordones siempre se desatan cuando más apretados deberían estar, Topanga se lanza a una ciudad inmensa con una maleta, una dirección prestada y una pregunta que nunca la dejó dormir: ¿quién es realmente mi madre? Entre calles desconocidas, trabajos mal pagos y silencios llenos de historia, su búsqueda la lleva a descubrir no solo secretos familiares, sino también nuevas formas de amor, soledad y coraje.

Una noche traté de entender lo que sentía a través de las palabras. De ahí nació Sal y Limón. Eso fue lo que le agregué a los momentos y recuerdos que me dolían: quería sentirlos presentes y, al nombrarlos, intentar comprenderlos. Si es que eso tiene sentido.

Después de mudarse desde un pueblo hacia Buenos Aires, Livia conoce a Roma, con la cual entablan una relación que pareciera que viene desde hace años. Comparten tristezas, memorias y momentos que las hacen sentirse en sintonia, y embarcan emociones nuevas mientras crecen juntas apoyándose la una de la otra.