Esta obra es ante todo una historia sobre el amor: el inquebrantable que Russell siente por su esposa Sarah, el apasionado que el Jefe de la Guardia siente por su pupilo Rowen o el desproporcionado que Omir siente por sí mismo. Pero es también una historia sobre la obsesión (del rastreador por un enigmático pelirrojo llamado Stan) y sobre la pérdida (la de Sarah cuando el amor de su vida Russell fallece) Es, en definitiva, una metáfora sobre el poder redentor del amor y sobre los peligros de la tristeza que se enquista en el alma y amenaza con apagarla. Poco más puedo decir, tan solo que disfrutéis tanto al leerla como yo al escribirla.

Las aventuras de Isidoro Montalbán ¿Quién es Isidoro? Isidoro es de Albacete: inspector de la judicial, cincuentón, con barriga cervecera y voz cascada de Ducados. Vive en un piso feo, con gotelé y muebles heredados. Le tira la copla, el dominó en el bar de la esquina y las gachas manchegas. Tiene su propia filosofía: "si la justicia falla, que hable la navaja". Pero, ojo, no es corrupto: solo aplica una moral rural y torcaz. Conduce vespino y un Ford Fiesta del 74 que no puede circular en Madrid central.