themoonwrites1
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Na-ri tenía un corazón tan frágil como un cristal a punto de romperse, y un tiempo que se le escurría entre los dedos como arena fina. Una enfermedad que la acompañaba en silencio, una cuenta regresiva que nadie a su alrededor podía detener.
Pero a pesar de todo, Na-ri quiso amar. Quiso entregarse sin miedo, con la urgencia de quien sabe que cada instante puede ser el último. Se enamoró a primera vista de Si-eun, el chico frío y distante que parecía un muro impenetrable, alguien que guardaba dentro un dolor invisible que no mostraba a nadie.
Él la ignoró, la rechazó con palabras cortantes y miradas heladas, sin saber que en cada uno de esos días ella vivía un regalo y una despedida a la vez. Que cada sonrisa que le regalaba era un acto de valentía, y cada encuentro, una batalla contra el miedo de no volver a ver el siguiente amanecer.
Su-ho, su hermano gemelo, la cuidaba desde la sombra con un amor silencioso y desgarrador. Su miedo era tan profundo como el suyo, pero su fortaleza no bastaba para alejar la sombra que se cernía sobre ella. Sus lágrimas contenían la desesperación de quien ve a alguien partir sin poder hacer nada, de quien lucha por sostener lo que inevitablemente se le escapa.
En un mundo que parecía negarle cualquier posibilidad de felicidad, Na-ri encontró en Si-eun un ángel inesperado. Un guardián frío, que sin saberlo, también estaba herido. Y aunque él levantaba muros para alejarla, ella persistía, aferrándose a la esperanza de que, quizás, ese mismo muro sería el último refugio donde podría descansar.
Esta es la historia de un amor que duele, que quema y que se sostiene en medio de silencios y despedidas. Un relato donde cada latido cuenta, donde cada mirada es un adiós disfrazado de presente, y donde el tiempo es el enemigo más cruel.
Porque a veces, amar es solo eso: aferrarse con fuerza a lo efímero, sabiendo que lo que más se desea, es también lo que más se teme perder.
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