Amanda_lunaticaz
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El amor de Spencer Reid nunca fue una llama pasajera. Fue un incendio silencioso que comenzó en Las Vegas, cuando dos adolescentes compartieron secretos bajo un cielo estrellado, entre constelaciones y piezas de ajedrez. Alicia Robinson fue su primera sonrisa, su primer beso, su primera victoria contra la soledad. Y también, sin saberlo, la herida que jamás cerraría.
Se juraron cartas, se juraron eternidad. Spencer cumplió. Ella no. Cuando el silencio de Alicia llegó a los dieciocho años, algo en él se quebró. Siguió estudiando, siguió creciendo, se convirtió en el médico prodigio que todos aplaudían... pero cada aplauso sonaba vacío sin el eco de su voz.
Spencer había aprendido a vivir entre ecuaciones y diagnósticos, entre rostros agradecidos y noches interminables de estudio. Pero en su interior, todo era un laboratorio para un solo experimento: ¿hasta dónde podía llegar por amor?
Cada crimen que ideaba, cada mente que desafiaba, cada pista que dejaba... todo era para ella. Para que lo recordara, para que lo buscara, para que, finalmente, volviera a verlo como cuando eran jóvenes y el mundo parecía soportable porque lo compartían juntos.
El mundo lo llamaría monstruo. Ella lo llamaría asesino.
Pero él... él solo era un hombre que había esperado toda una vida para volver a tenerla entre sus brazos.
Y ahora, después de tantos años, había llegado el momento de que Alicia entendiera la verdad: que no había escapatoria de su amor. Porque el destino, como el ajedrez, siempre se inclinaba hacia quien sabía planear la jugada final.
Spencer nunca dejó de amarla.
Nunca dejó de pertenecerle.
Y nunca dejaría que se olvidara de él.