𖢆|𝐊𝐨𝐨𝐤𝐦𝐢𝐧| Jungkook y Jimin son dos personas completamente diferentes: Jeon Jungkook un hombre coreano/francés de cuarenta años, casado y con dos hijas. Park Jimin un joven de veintiún años, caprichoso, coqueto, descarado y muy rebelde... Polos opuestos. Atracción, eso fue lo primero que sintió el joven de los Park al ver al hombre serio, guapo y sexy que había llegado como el amigo de su padre. Jeon Jungkook era el hombre que él necesitaba y merecía, además ese acento francés lo volvía loco y tan sumiso, ese "𝑴𝒐𝒏 𝑷𝒆𝒕𝒊𝒕" dicho por su voz profunda provocaba fuego en su interior. ☆¡Actualización cada lunes! ☆Lemon/Smutt ☆+18 ☆Lenguaje vulgar ☆M-preg ☆Infidelidad(no entre el Kookmin) ☆Diferencia de edad(sin llegar a la ped*filia) ☆Mon Petit(en francés) ☆Mi Pequeño(en español) ☆Portada realizada por lunedream ☆Historia 100%mia ☆Los comentarios ofencivos serán eliminados y TÚ serás bloqueadx ☆Prohibida su adaptación sin mi autorización

Tras quedar en embarazo de su expareja, Jimin se enfrentara a un mundo lleno de críticas que lo querrán ver arrastrándose en el suelo como perrito faldero. "sabes, empiezo a creer que hay algo que si tienes y yo no". "Envidia ¿te suena?". "Puta fina ó barata, da lo mismo ¿no?". "Yo tengo a Jeon, su amor y atención. Tu solo tienes migajas y la miseria que tanto me deseas". ➣ esta historia tiene como pareja principal al Kookmin, si no te gusta no la leas. ➣ esta historia es omegaverse y tiene contenido +18. ➣ esta historia es de mi propiedad y no aceptó copias ni adaptaciones.

Jungkook es un alfa hecho de hierro, disciplina y cicatrices. Un boxeador profesional que regresa a Corea buscando representar su país natal... y sin quererlo, encuentra algo que no sabía que estaba buscando. A Jimin. La dulzura hecha carne. Piel suave, boca de azúcar, y unas piernas que se abren solo cuando él las llama. Demasiado bonito para ser real. Demasiado maldito para no desearlo. Un omega con gafas redondas y un cuerpo que grita tentación. Camina entre bestias como si no pudieran devorarlo. Y no lo hacen. Porque saben que tocarlo es sellar su propia perdición. Desde el primer cruce de miradas, sus lobos se reconocen. Desde el primer roce, sus corazones empiezan a rendirse. Y desde ese instante, nada vuelve a estar bien. Porque lo que nace entre ellos es animal. Es primitivo. Es el tipo de deseo que deja marca. Jungkook no debería tocarlo. Pero lo va a hacer. Una vez. Mil veces. Hasta que Jimin deje de temblar por el esfuerzo de fingir que no lo quiere igual. No hay manada en esta historia. No hay luna que los bendiga. Solo hay dos cuerpos que se arrastran el uno al otro. Y sí, tal vez ahí nacieron. Donde no nacen lobos.