Pedri, con apenas veintipocos años, cría solo a su hijo de dos años, el pequeño Pau: un nene de ojos verdes, risa contagiosa y una costumbre que enternece a todos... llamar "mamá" a Pedri. La madre biológica los había abandonado antes de que Pau pudiera siquiera recordarla, y Pedri terminó ocupando ambos roles sin cuestionarlo, porque su hijo así lo necesitaba. Entre su trabajo, los horarios del jardín y las veces en que su hermano Fernando debe ayudarlo, Pedri vive haciendo equilibrio para que Pau crezca rodeado de amor, aunque a veces la rutina lo deje agotado. Ferran, el joven policía que custodia la entrada del jardín, conoce al pequeño Pau desde hace unos meses. El pequeño lo saluda todas las mañanas y se despide todas las tardes. Pau lo adora, lo llama "señor poli" y le brinda una confianza que no le había dado nunca a ningún otro uniformado. Pero hay algo que Ferran no termina de entender: jamás vio a la madre del nene. A veces Pau aparece corriendo desde la esquina y otras solo alcanza a ver movimientos rápidos a la distancia sin distinguir quién lo trae o quién lo lleva. Lo único claro para Ferran es que el pequeño Pau es especial... y que detrás de ese nene tiene que haber una historia que todavía nadie le contó.

Mar Falco, Valenciana, pintora y apunto de casarse con su novio de hace tres años. Todo iba bien, después de tanto sufrir, una relación estable y enamorada. ¿Enamorada?. Es la pregunta que se hará la morena después de pasar una noche con Pedri. Una noche donde el deseo y la lujuria ganó. Una noche de placer que ambos quería desdes que se vieron por primera vez. Pedri González, guapo exitoso hacia lo que amaba. Todo está bien en su carrera y en su vida. Tenía a la chica que quería. Pero no más de una noche. ¿Pero por que con la morena si? ¿Por que la morena lo hizo romper su regla más importante?. ¿Por su sonrisa le pareció la mejor de todas?. ¿Por el pensar en ella le alegraba el día?. ¿Por que quería abrazarla cunado está triste?. ¿Que pasara con ellos?. ¿Cual sera la reacción de Diego al enterarse de que su novia y su amigo lo engañan?. Solo una vez. Se supone que sería solo una. ¿Pero realmente será? ¿Sólo una vez? Riza.

Pedri lleva una vida universitaria común y hasta aburrida, marcada por la rutina de clases, cafés con sus amigos -Gavi, Fermín, Ansu y Olmo- y las noches solitarias en su piso. Sin embargo, todo comienza a cambiar cuando pequeños detalles en su habitación despiertan una inquietud en él: objetos movidos, ropa descolocada, libros en lugares donde no los dejó. Al principio piensa que es fruto de su propio desorden, pero pronto se da cuenta de que no es así. Lo que Pedri no sabe es que esas alteraciones son las primeras señales de una presencia invisible que lo ronda..

-Ellos... no van a volver, Pedrito. Mi vida... se fueron. -¿A dónde? -preguntó él, la voz quebrada, las manos sucias de pasto, la mirada ausente. Ese fue el día que el mundo se acabó para él. El día que entendió que la felicidad no era eterna. Y que nadie, absolutamente nadie, está a salvo del final.

Pedri tenía claras sus reglas desde el primer día que pisó la facultad como profesor: ser profesional, marcar distancia, y no involucrarse con nadie. Mucho menos con sus alumnos. Pero entonces apareció Ferran. 20 años. Inteligente. Insolente. Y peligrosamente guapo. Lo que empieza como un cruce de comentarios afilados pronto se convierte en algo que ninguno puede controlar. Las clases ya no son solo de Historia. Ahora hay miradas que queman, roces que arden y una tensión que podría hacerlo todo saltar por los aires. Porque hay normas que no deberían romperse. Y hay personas que hacen que te dé igual romperlas.

Pedri González. La herida en el paladar que sanaría si dejaras de tocarla con la lengua, pero no puedes. -fight club.

♥︎; Donde Pedri intenta de forma desesperada conseguirle novio a su amigo y falla considerablemente en el intento.

En donde Pedri roba las sudaderas de Ferran. El primer día, fue un accidente, un accidente que se volvió una costumbre entre ambos.

Soy un Omega. Él es un Alfa. Y lo único que nos une... es lo mismo que me está destruyendo. Rechazarlo fue mi error. Desearlo, mi condena.