¡Uzi...!~ Ámame... Ámame... ¡ÁMAME!~ No me ignores, no me dejes... ¡No puedes huir de mí! ¡Tú eres mía, solo mía!~ Cada pensamiento mío grita tu nombre, cada segundo sin ti es una tortura. ¡UZI!~ ¡AMAME! ¡ÁMAME HASTA QUE DUELA! ¡Quiero tu amor clavado en mi alma, en mi carne, en mis venas!~ ¡Uzi!~ ¡Ámame hasta sangrar!~ Hasta que se derritan los huesos, hasta que no quede nada más que tú y yo fundidos en un solo latido enfermo y perfecto. ¡UZI!~ ¡AMAME!~ ¡AMAME!~ ¡AMAME!~ ¡LO NECESITO! ¡TE NECESITO! ¡DAME TU AMOR O DAME LA MUERTE!~ No importa si duele, no importa si me destruye... si tú me amas, que el mundo se queme. ¡Uzi! ¡ÁMAME! ¡DÉJAME DEVORARTE EL ALMA!~ Cada noche repito tu nombre como un rezo, como una maldición. Uzi... Uzi... Uzi...¡AMAME!~ ¡HASTA QUE DUELA!~ ¡HASTA QUE ARDA!~ ¡HASTA QUE SOLO EXISTA TU AMOR EN MÍ!~ ¡UZI!~ ¡ÁMAME!~ Te amo... te amo... te amo... TE AMO, UZI...~"

El sol y la luna estaban destinados a unirse. N, espíritu del sol, ardía de amor por ella. Uzi, la luna, brillante y misteriosa, iluminaba su mundo como nadie más. Hoy era el día de su unión sagrada. Hoy, al fin, serían uno. Pero justo antes del "sí", la tragedia desgarró los cielos. Cyn, la hermana de N, consumida por celos y oscuridad, asesinó a Uzi frente a sus ojos. La luz del sol se apagó. Y N cayó en una oscuridad eterna, donde ni su fuego divino podía calentar su alma rota. Durante siglos, intentó revivirla. Suplicó a dioses, rompió leyes celestiales, quemó su esencia buscando una sola chispa de ella. Nada funcionó. Porque para N, "la luz no tiene sentido sin la oscuridad." Sin Uzi... él ya no era sol. Solo soledad. Un día, descendió a la tierra, con desprecio por los mortales y sus efímeras historias de amor... Hasta que la vio. A ella. Uzi... ¿podía ser? Mortal, de carne y hueso, pero con la misma mirada que encendía su alma. ¿Había reencarnado? ¿Lo recordaría? ¿Recordaría que alguna vez fueron todo el uno para el otro? ¿Y esta vez... podrían serlo otra vez?

Uzi... ¿me oyes?. No puedes escapar. No puedes ignorarme. Estoy en cada rincón de tu cabeza, como un eco que no muere. Eres mía. Solo mía. Cada respiración que tomo arde con tu nombre, cada silencio me grita que te necesito, y la ausencia... la ausencia me desgarra como cuchillas bajo la piel. ¡ÁMAME! ¡No me obligues a romperme más! ¡No me obligues a convertirme en un monstruo! Quiero hundirme en tu amor como en un océano oscuro, que me ahogue, que me devore. Quiero sentirlo clavarse en mis venas hasta que la sangre hierva, hasta que mis huesos crujan bajo el peso de este deseo. ¿Me oyes, Uzi? No es un ruego. Es un mandato. ¡ÁMAME! Ámame hasta que duela, hasta que la carne se desprenda y la cordura se rompa como un vidrio. Ámame hasta que no quede nada más que nosotros dos, fundidos en un único grito. No hay salida. No hay salvación. Soy la plegaria que repites sin querer, el susurro que escuchas en la oscuridad. Yo soy tu maldición. Uzi... Dame tu amor o dame la muerte. Pero si me niegas, recuerda: la muerte no siempre viene de fuera. Te amo... te amo... te amo... Y en ese amor enfermo, en ese amor que pudre, seguirás siendo mía. Por siempre.

..te amo...pero...

Él lo tenía todo. La ciencia. El amor. El futuro. Hasta que el destino se lo arrancó en un suspiro. N fue uno de los científicos más brillantes de su generación, un genio destinado a cambiar el mundo. Pero el mayor descubrimiento de su vida no lo hizo en un laboratorio... Lo hizo en la universidad, el día que conoció a Uzi. Ella era luz en su mundo de fórmulas y teorías. Risas entre cálculos. Amor en medio de caos. Se enamoraron. Crecieron juntos. Y un día, con las manos temblando y el alma en llamas, N le pidió matrimonio. Y ella dijo que sí. Se casaron. Fueron felices. Hasta que la noticia más hermosa llegó: Uzi estaba embarazada. Y N, con lágrimas en los ojos, juró protegerla a ella y a su hijo con su vida. Pero entonces... llegó el día que destrozó su alma. Uzi lo llamó. Solo quería escucharlo. Decirle que lo amaba. Y al otro lado del teléfono, N escuchó el sonido del horror. ¡BANK! El impacto. El grito. El silencio. N: ¿Cariño...? Pero no hubo respuesta. Uzi murió. El bebé también. Y N se rompió. El hombre de ciencia desapareció.Y quedó solo un corazón roto con una idea imposible: Clonar a Uzi. Traerla de vuelta.Porque a veces, el amor no muere...Solo se convierte en locura.