"Hola niña mimada, tengo que decirte algo importante... Creo que estoy cayendo por ti".

"Los humanos somos vulnerables al dolor. Bueno, unos son más vulnerables que otros, pero aun así, todos somos capaces de sentir y percibir el dolor"

-Y, ¿cómo te llamas?- preguntó ella tímida. «Oh, tan tímida» pensó él. -¿Cómo crees que me llamo? -Pues... No sé... -Mírame a los ojos, niña. Ella lo hizo, y murmuró: -Keith- volvió a bajar la vista, avergonzada, y añadió-: Tienes... cara de Keith. -Entonces me llamo Keith. -Yo soy... -No necesito saberlo, con niña me vale.

Te miraba, y no te dabas cuenta. Poco a poco, observándote con cautela, descubrí que estabas rota. Y tú misma me afirmaste que ya no era posible repararte.

Cartas de amor para alguien diferente.