Joss y Gawin llevan dieciocho años juntos. Se casaron muy jóvenes, casi niños, cuando Gawin quedó embarazado a los 17 años y Joss, con apenas un año más, no dudó en quedarse a su lado. Ahora, con cinco hijos -Kail (18), Nea (15), los gemelos Sun y Tae (10), y la pequeña Mali (5)- por fin han encontrado una estabilidad tranquila. No son ricos, pero se tienen el uno al otro, y eso siempre ha sido suficiente. Gawin, ahora con 35, siente que finalmente tiene espacio para él mismo. Siempre soñó con estudiar algo relacionado al diseño gráfico, así que ha comenzado un curso intensivo por las mañanas. Joss, con 36, trabaja desde casa como ilustrador freelance y organiza sus horarios para cuidar a los niños mientras Gawin estudia. Todo iba bien... hasta que empezaron los comentarios. En la escuela de Mali, durante una reunión de padres, algunos hombres y mujeres comenzaron a soltar indirectas -y otras no tan indirectas- sobre cómo "el rol del hombre" era proveer y no de quedarse cuidando niños, y que si Gawin quería estudiar, "tendría que encontrar una niñera o que se las arregle sola como todas las esposas". Joss no lo pensó mucho al principio. Pero las voces se repitieron.....

Gawin tenía solo 18 años cuando el mundo se le vino abajo: cáncer. Hospitales, tratamientos, dolores, esperanzas rotas... ese se volvió su día a día. En medio del caos le asignan a un nuevo médico, Joss Wayar, un oncólogo joven de 26 años, brillante, con una sonrisa que parecía desafiar la oscuridad de la enfermedad. Lo suyo comienza estrictamente profesional. Pero cuatro años de batallas compartidas, de madrugadas hablando en silencio, de recaídas que solo Joss sabía cómo consolar, y de pequeños logros que celebraban como si fueran suyos... fueron rompiendo la distancia. Gawin encontró en Joss un refugio. Joss encontró en Gawin el motivo que le devolvió la fe en su propia profesión.

Joss era el tipo de chico del que todos mantenían distancia. Moto negra, chaqueta de cuero vieja, tatuajes que subían desde los nudillos hasta perderse bajo la ropa, mirada como de tormenta y una expresión permanente de no me hables o te rompo la cara. Nunca sonreía. Nunca hablaba mucho. Y nunca, jamás, se le veía cerca de algo dulce. Solo café negro sin azúcar y pan duro, como si la dulzura fuera debilidad. Por eso fue raro que un día se detuviera frente al chico nuevo en la cafetería. Gawin estaba sentado solo, como siempre, con una bandeja repleta de pasteles. Era bajito, lleno de una ternura involuntaria, y con la boca aún manchada de azúcar glas. Algunos chicos a su lado se reían de él. -¿Cuánto comes? -se burlaban-. Por eso estás así. -Pareces un niño. -¿No te da vergüenza? Pero Gawin solo seguía comiendo, tranquilo, sin mirar a nadie. Era como si su pequeño mundo fuera él y su pastel. Eso fue lo que llamó la atención de Joss. No la burla. No el ruido. Sino la tranquilidad. La manera en la que Gawin no dejaba de ser él mismo.

Gawin, un omega de 24 años, ha aceptado que su vida será siempre igual: trabajo, casa, cama y repetir. Sin pareja, sin emociones fuertes, vive en piloto automático... hasta que un día despierta en una cama que no es la suya, con un brazo desconocido rodeándolo y una evidente pancita de embarazo. El hombre a su lado, Joss, asegura ser su esposo, y tres niños irrumpen en la habitación llamándolo "papi". Gawin está convencido de que esto es un sueño... hasta que cada detalle -los olores, la calidez de la cama, los recuerdos que no tiene- se sienten demasiado reales. ¿Ha saltado a otra versión de su vida, donde encontró el amor y la familia que siempre creyó imposible?

Durante una guardia nocturna, el Dr. Gawin Caskey atiende a Kai, un niño de seis años con fiebre, acompañado por su padre Joss. La química entre los dos hombres es inmediata, mientras que Kai conecta instantáneamente con el gentil pediatra. Una consulta médica rutinaria se transforma en algo profundamente significativo cuando Kai, con la devastadora honestidad de los niños, hace la pregunta que lo cambia todo: "Papá, ¿puede ser él?" refiriéndose a Gawin como un posible padre para él.

Gawin es veterinario en una pequeña clínica de barrio. Ama su trabajo, excepto por un único detalle: Ragnar, el enorme perro de un cliente llamado Joss. Ragnar no es malo... solo es demasiado grande, demasiado activo y, para colmo, demasiado cariño bruto. Cada semana hay un nuevo desastre: se comió un peluche entero, se metió a una fuente llena de jabón, persiguió a una paloma hasta chocar contra un puesto de frutas... y siempre terminan en la clínica. Joss, mientras tanto, intenta poner cara de "yo lo controlo", aunque claramente no tiene control de nada. Pero hay algo más: últimamente Ragnar parece causar accidentes solo para regresar a la clínica. Gawin sospecha. Joss lo niega. Pero todos ven cómo cada vez que Gawin se acerca a revisar al perro, Joss se queda mirándolo como si estuviera viendo el amanecer más bonito de su vida.

Joss siempre fue el típico alfa que lo tenía todo: fuerza, atención y una reputación que proteger. Entre bromas y ego, acepta una apuesta estúpida: acostarse con Gawin, un omega silencioso que nunca habla, pero que siempre lo mira con una suavidad que Joss finge no ver. Nadie sabe que, en el fondo, Gawin siempre lo quiso. Que lo observaba desde lejos, con una devoción silenciosa. Que lo amaba sin pedir nada. La noche de la apuesta ocurre, tranquila, delicada... demasiado real para lo que debía ser una burla. Pero cuando Gawin escucha a los amigos de Joss riéndose y celebrando, entiende todo. No llora. No reclama. No se queja. Solo acepta. Como siempre ha hecho con todo. Desde ese día, Gawin evita a Joss. Baja la cabeza. Pasa desapercibido. Pero no puede evitar la consecuencia más grande de aquella noche: está embarazado.

Joss Wayar y Gawin Caskey son dos padres solteros que se hicieron amigos gracias a sus hijos... y desde entonces todos pueden ver que están completamente enamorados. Todos, menos ellos mismos. Joss tiene un hijo de 14 años, Phai: sarcástico, inteligente y con cero paciencia para las tonterías amorosas de su papá. Gawin tiene un hijo de 13 años, Mek: tímido, noble y observador, que se da cuenta de todo antes que cualquiera. Phai y Mek son compañeros de secundaria, mejores amigos y socios en problemas. Y están hartos de ver a sus papás actuar como si no sintieran nada. Cada vez que Joss y Gawin se encuentran en la puerta del colegio, en una reunión o simplemente se mandan mensajes, parecen dos adolescentes nerviosos fingiendo no estar enamorados. Los chicos deciden que es hora de intervenir. Organizan un plan en varias fases: ▪️ "accidentales" olvidos de mochilas para que los papás tengan que verse, ▪️ poner sus nombres juntos en proyectos escolares, ▪️ mensajes anónimos que los hagan pensar que el otro está interesado, ▪️ y hasta un falso conflicto entre ellos para obligar a Joss y Gawin a hablar más seguido. Mientras Joss está convencido de que Gawin solo lo ve como un amigo adorable, y Gawin cree que Joss jamás se fijaría en alguien como él, sus hijos trabajan incansablemente para demostrarles lo contrario.

Una fiesta sorpresa en la casa de playa se convierte en un encuentro donde el amor y el deseo se funden bajo la luz de las estrellas. . . JossGawin >Josstop; Gawinbottom >One shot 𝐇𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐦𝐢 𝐚𝐮𝐭𝐨𝐫í𝐚.

Joss Wayar es el jefe indiscutible de la mafia más peligrosa del sudeste asiático. Su sola presencia impone respeto, y su mirada fría ha sido lo último que muchos enemigos han visto. Nadie se atreve a contradecirlo. Nadie... excepto Gawin Caskey. Gawin es su omega. Un joven con carácter, inteligencia afilada y ahora, con un embarazo de cinco meses. Frente al mundo, Joss es un alfa implacable, pero dentro de su mansión, se transforma en una ternura andante.