─── Dicen que cuando dos almas se aman, siempre se reencuentran. Pero nadie habla de que no todas las almas recuerdan. Aeryn renace miles de años después... completa. Sana. Fuerte. Rodeada de una familia que la ama con una ferocidad que ella jamás conoció. Nada queda de aquella vida pasada donde fue la princesa heredera enfermiza, viviendo entre medicinas, obligaciones y la eterna lucha por sobrevivir un día más. Nada queda de la niña que creció temiendo desvanecerse antes de tocar el trono. Nada queda del mundo que la mató. Aeryn tiene la vida que siempre soñó, la que siempre mereció. Una vida donde su corazón y su mente creen firmemente que esta es su primera existencia. Y así debería ser. Pero Cassian... no olvidó. Cassian Alistair, el caballero más fiel del Imperio de Astrya. El niño que la vio antes que nadie, la amó en silencio durante dos vidas, y la sostuvo cuando el mundo se derrumbó a su alrededor. El hombre que fue testigo de su muerte. El que desató una guerra para vengarla. El que arrodilló reinos enteros con tal de arrancarla del destino que la consumió. Él renace también. Con cada recuerdo. Con cada herida. Con cada latido que le grita que ella es suya... incluso si ahora vive sin reconocerlo. Cuando Cassian la encuentra en 2025 -viva, sonriendo, ajena a toda la sangre que los unió- entiende algo que jamás pensó posible: Ella volvió sin él. Ella volvió sin su historia. Ella volvió sin su amor. Y aun así, él está dispuesto a todo para recuperarla. A retar a los reinos que renacen con ellos. A enfrentar a la magia que quiere corregir lo que murió. A destruir todo lo que sea necesario para que esta vez Aeryn no tenga que morir por él. Pero cuando dos almas se reencuentran y solo una recuerda, el amor deja de ser un regalo... Y se convierte en una maldición.

Ella era Rae, tenía 22 años y no tenía la mejor suerte que digamos. Tal vez encontró al amor de su vida, o tal vez no. Aún no lo sabía. Ella era todo y a la vez nada. Su pasado, su presente y su fruto pendían de un hilo, de su carrera. Como siempre, nada le salió como esperaba. No se graduó de la universidad porque le robaron la tesis. Su pasado siempre la perseguía y ella quería escapar, pero no sabía cómo. Sus demonios no la dejaban, él tampoco. Su pasado, su mayor miedo, su mayor demonio. Nada la dejaba escapar del todo. El día en que le robaron la tesis se encontraba en un parque enojada, inocente, conoció a un chico y todo cambió su vida. Ahora él podía ser su futuro, la podía sacar de su pasado. Pero no lo sabía. Poco a poco se daría cuenta, pero jamás pensó que su vida cambiaría a encontrar a aquel chico en silla de ruedas. Su chico en silla de ruedas. Derechos reservados.©

-¿Qué quieres? -su carácter no es bueno y eso que es solo el comienzo. -Algo simple... Quiero que camines. -su risa se escucha por toda la habitación -Es imposible. -sonriendo me acerco, apoyo mis manos en su apoyabrazos de la silla y a tan sólo centímetros de distancia de su cara digo. -Tú caminarás y cuando lo hagas me iré de tu lado. -sonrío y él levanta una ceja.