¿Cansado de historias donde la humanidad aprende de sus errores? Pues prepárate para "E3R: Preámbulos Y Prólogos", donde zdVorpal te demostrará que no, no aprendemos. Ni de broma. Adéntrate en un pasado remoto, contado por un anciano que, irónicamente, aún tiene fe en contarlo todo junto a una fogata. Sé testigo del glorioso momento en que la humanidad, con toda su "inteligencia", decidió prender la mecha de su propia destrucción. Sí, lo hicimos, y no fue bonito. Ahora, los supervivientes de este "progreso" viven como si la rueda no se hubiera inventado. Qué sorpresa, ¿verdad? Pero no todo está perdido (o sí, según cómo lo mires). En las cenizas, surgen monarcas cuyo sadismo solo es superado por su ineptitud, y con ellos, los "dioses". Seres tan poderosos que deciden que, si la humanidad no sabe gobernarse, ya lo harán ellos... a su manera. Conoce a la dama del rayo que convierte el odio en "libertad" y al ser con fuerza nuclear que arrasa reinos, solo para que la gente siga cometiendo los mismos errores. zdVorpal te ofrece una vista privilegiada al eterno ciclo de la estupidez humana, envuelto en una mitología que te hará reír (o llorar) de la ironía. Si te gusta ver cómo el destino se burla de nosotros una y otra vez, este es tu sitio. Ven y observa el patético pero grandioso espectáculo de nuestra propia ruina. Total, ¿qué más podrías esperar?

Algunas pesadillas no se quedan en la almohada. Algunas vuelven. Caminan... Y a veces, matan por ti. Melanie es psicóloga. Sabe cómo funciona la mente, incluso en sus rincones más oscuros. Pero nada la prepara para lo que empieza a sentir cuando regresa a la casa de su infancia junto a su esposo, sus hijos y su madre. Primero es un presentimiento. Una incomodidad sorda. Luego, los silencios. Las miradas fuera de lugar. Y una noche... despierta con sangre en las manos y un cadáver frente a ella. Aislada con su familia, entre recuerdos enterrados, secretos de infancia y visiones que parecen más reales que la vigilia, Melanie empieza a cuestionarse todo: su cordura, su pasado, y la identidad de la presencia que la acecha cada noche. Una que tiene su rostro. Su voz. Y quizás... su voluntad. Porque a veces, lo que toma tu lugar no quiere devolvértelo. Y cuando por fin despiertes, podrías ser tú quien ha desaparecido.