"𝕷𝖆 𝖛𝖎𝖉𝖆 𝖊𝖘 𝖙𝖆𝖓 𝖇𝖊𝖑𝖑𝖆, 𝖘𝖆𝖇𝖎𝖊𝖓𝖉𝖔 𝖈𝖔𝖒𝖔 𝖛𝖎𝖛𝖎𝖗𝖑𝖆" Helena no esperaba ningún cambio drástico aquel año. Estaba en segundo de preparatoria y esperaba que su vida fuera tan fácil como en aquella época; siempre sería mejor amiga de Gabriel, y por supuesto Adrián siempre sería solo un amor platónico y a pesar de querer vivir aventuras emocionantes, no esperaba que sucedieran. Por otro lado, Irene se encontraba aterrada ante la idea de comenzar desde cero, en una nueva escuela, nuevos compañeros, su primer año en el Bachillerato Wilde pintaba para ser catastrófico debido a su pasado agrio. No era de las personas que se acostumbraran a las cosas nuevas, sin embargo, era eso o regresar a su vieja escuela, y...realmente esperaba no tener que volver a pararse por ahí. Dos chicas con vidas totalmente contrastadas están a punto, de encontrarse, para descubrir que aunque su adolescencia no es como en las series de televisión...si puede ser más cruel. 𝚃𝚊𝚗𝚝𝚘 𝚕𝚊𝚜 𝚜𝚒𝚝𝚞𝚊𝚌𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜 𝚊𝚚𝚞í 𝚙𝚕𝚊𝚗𝚝𝚎𝚊𝚍𝚊𝚜, 𝚌𝚘𝚖𝚘 𝚕𝚘𝚜 𝚙𝚎𝚛𝚜𝚘𝚗𝚊𝚓𝚎𝚜, 𝚗𝚘 𝚛𝚎𝚙𝚛𝚎𝚜𝚎𝚗𝚝𝚊𝚗 𝚊 𝚗𝚊𝚍𝚒𝚎 𝚎𝚗 𝚙𝚊𝚛𝚝𝚒𝚌𝚞𝚕𝚊𝚛, 𝚌𝚞𝚊𝚕𝚚𝚞𝚒𝚎𝚛 𝚙𝚊𝚛𝚎𝚌𝚒𝚍𝚘 𝚌𝚘𝚗 𝚕𝚊 𝚛𝚎𝚊𝚕𝚒𝚍𝚊𝚍, 𝚎𝚜 𝚖𝚎𝚛𝚊 𝚌𝚘𝚒𝚗𝚌𝚒𝚍𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊.

Fantasía histórica. Donde México si tuvo realeza, nobleza y grandes casas de sangre azul y todas esas cosas que la gente se inventa para creerse más importante. Donde Hasen Valtrot de Castilla es la prometida de un emperador poderoso y al mismo tiempo un peligro para su propio país.

❝El nacimiento de una niña en aquellos años, pocas veces era bien recibido, y cuando Alba De Castilla llegó a este mundo no fue una excepción. Su padre, Don Gaspar ya se encontraba en los primeros años de la vejez cuando su primogénita nació y como todos los grandes señores de Xentla, él esperaba un varón, pues a pesar de haberse colocado como el hombre más rico de 'El Viejo Mundo', el tema de la herencia aún era delicado, se necesitaba de un varón para asegurar el título y el linaje, Alba no cumplía ninguno de esos requisitos solo por el hecho de haber nacido mujer. Gaspar ya veía próximo el final de su casa cuando a sus manos llegó la petición de Don Ignacio Valtrot para comprometer a la pequeña Alba con su heredero, Santiago Valtrot. Lo cual hubiera sido bastante normal para la época, ¿qué era un matrimonio político más?, de no ser porque Santiago ya tenía los quince años cumplidos y Alba era apenas una bebé que ni siquiera había abierto los ojos en su totalidad. No importaba, Don Gastar estaba dispuesto a entregar a su pequeña hija a quien pudiera pagar mejor por ella❞