Una figura vestida con la cabeza de un zorro. Una vista muy inquietante. Este chico tiene algo humano dentro de el. Algunos fragmentos de la vida ordinaria. El parece ser un cazador Los derechos de Naruto y Dead By Daylight no me pertenecen, solo los utilizo con fines de entretener, todo el crédito a sus respectivos creadores. La ideas utilizadas en esta historia son mías.

La vida de Anna Watson no fue nada fácil. Una batalla contra el cáncer la dejó frágil, derrotada y cuestionando el sentido de su vida. Sus últimos momentos estuvieron llenos de arrepentimiento por sueños no realizados y caminos no recorridos. Pero cuando la muerte la abrazó, no fue el final: despertó en un mundo completamente nuevo: el mundo mágico de Harry Potter. Sin embargo, esta no era la era familiar de Harry, Ron y Hermione. Se encontraba en la época de los Merodeadores, una generación anterior al trío dorado. Aún más impactante, Anna tenía una nueva identidad: Petunia Evans, la famosa hermana no mágica y amargada de Lily Potter. Pero esta Petunia es diferente. Nacida como gemela de Lily, Anna conserva los recuerdos de su vida pasada y descubre que posee magia, una sorprendente divergencia con respecto al personaje sobre el que una vez leyó. Sus habilidades mágicas le abren oportunidades y desafíos, no solo para ella, sino también para su relación con Lily, su nueva familia y la historia que se desarrolla en el mundo mágico. Mientras Anna recorre Hogwarts junto a los Merodeadores, Severus Snape y su propio gemelo, se da cuenta de que la historia que una vez conoció está cambiando. Sus decisiones repercuten en las distintas líneas temporales, alterando destinos y alianzas. Luchando por conciliar su conocimiento del futuro con su creciente afecto por esta nueva vida, Anna debe decidir: ¿debería preservar el destino del mundo o forjar un nuevo destino para ella y sus seres queridos? En esta emocionante vuelta de tuerca al universo de Harry Potter, la historia explora temas como las segundas oportunidades, los lazos fraternales y el peso de la decisión, dibujando una imagen vívida y detallada de lo que podría haber sido si Petunia Evans hubiera tenido la magia de cambiarlo todo.

Severus Snape, humillado por los Merodeadores y despreciado por su propia casa, transforma su soledad en una obsesión prohibida: crear vida. En secreto, perfecciona un experimento oscuro hasta dar forma a una criatura hecha de cicatrices... pero con un rostro que él mismo intentó volver bello. Cuando esa creación despierta y recibe el nombre de Regulus, Severus se siente por fin un dios. Pero lo que no imagina es que su obra -inteligente, sensible y terriblemente consciente- desarrollará una devoción peligrosa, casi adoración, hacia su creador. Y así, entre magia prohibida y deseos ocultos, nacerá un vínculo capaz de destruirlos... o de salvarlos a ambos.

Cuando Severus Snape muere protegiendo a Harry, el destino le juega una última y cruel broma: despierta dentro del cuerpo de Theodore Nott, un Slytherin de trece años que llevaba meses en coma. Obligado a revivir la adolescencia como alguien que no es, Snape debe: • Fingir ser el chico que todos recuerdan. • Sobrevivir a Draco Malfoy, que lo considera su "mejor amigo" y como este no para de sonrojarse cada que lo ve. • Evitar que Harry, Hermione y Ron descubran quién es realmente. • Mantener a Sirius (el perro pulgoso ) lejos él para evitar que descubra su secreto. • Y esquivar las sospechas de Remus, que nota cada detalle. Pero lo peor no es el caos social. Lo peor es lo que encuentra en el diario del verdadero Theodore: páginas llenas de abandono, soledad y amistades huecas. Ahora Severus tiene una vida nueva... una vida rota que solo él puede reparar. Y en el proceso, descubrirá que su segunda oportunidad cambiará el transcurso de la historia.

Hasta los quince años, Severus Snape era invisible para todos... o peor, el blanco favorito de las bromas de James Potter. Pero el día de su cumpleaños, algo cambió. Despertó frente al espejo y no se reconoció: el cabello lacio y limpio, la piel impecable, la mirada afilada. Al llegar al Gran Comedor, Hogwarts se detuvo. Literalmente. Hasta las lechuzas dejaron de volar. Y James Potter, el mismo que llevaba años burlándose de él, no pudo apartar la vista. Porque el "mocoso grasiento" de siempre se había convertido en alguien que le hacía perder el equilibrio, el aire... y la dignidad. Desde ese día, todo Hogwarts parece haberse vuelto loco por Snape -menos él, claro, que sigue creyendo que es el mismo desastre de siempre. Entre miradas, rumores y un Potter cada vez más confundido, comienza una historia llena de comedia, caos y algo que ni la magia puede explicar: ¿cuándo diablos se volvió atractivo Severus Snape?

Frank Longbottom siempre había tenido una mala suerte legendaria: calderos que explotaban, detenciones injustas y accidentes que nunca eran culpa suya. Todo en su vida era un desastre... hasta la noche en que terminó escondido en un armario con Severus Snape. Desde ese momento, Frank descubrió algo imposible: cerca de Snape, su mala suerte desaparecía. Obviamente, Frank no estaba perdidamente enamorado. Para nada. En absoluto. Solo necesitaba a Snape como su amuleto de buena suerte... ¿verdad? Ahora, atrapados en un falso romance, perseguidos por los Merodeadores y bajo el ojo chismoso de Hogwarts, ambos deberán fingir una relación que podría volverse peligrosamente real.

En sus noches solitarias en la torre de Astronomía, Severus Snape conoce a Charity Burbage, una joven y brillante Hufflepuff fascinada por las estrellas. Lo que empieza como encuentros silenciosos entre libros y constelaciones se convierte, poco a poco, en confidencias que derriten las defensas de Severus. Entre el frío de la torre y la luz de los astros, nace un amor inesperado que lo obliga a enfrentarse a sus miedos... y a la primera persona que lo mira con verdadera ternura.

Severus Snape tenía un talento especial para ahuyentar a la gente. Sarcástico, hosco y con una nube permanente sobre la cabeza, era prácticamente una advertencia con patas. Pero nada -ni su mirada asesina ni su silencio mortal- fue suficiente para espantar a Xenophilius Lovegood. Lo conoció en el bosque, cuando él buscaba ingredientes para pociones y el otro... huía de unos gnomos roba-medias. Desde entonces, Severus no volvió a tener paz. Xenophilius lo seguía, le hablaba de criaturas inexistentes y, de algún modo, siempre conseguía hacerlo reír. Nadie entendía cómo un Slytherin amargado y un Ravenclaw soñador terminaron siendo inseparables. Tal vez fue locura. Tal vez magia. O tal vez -solo tal vez-, el amor encontró su lugar entre una risa torpe y una poción mal hecha.

Severus aprendió a guardar silencio cada vez que James Potter se acercaba a él. Fingía calma mientras James hablaba sin parar de Regulus, sin notar cómo cada palabra le abría otra herida. Porque Severus lo amaba en secreto, profundamente, desesperadamente... y sabía que no podía ser correspondido. Y lo más cruel era que tampoco podía odiar a Regulus. Él había sido la única luz en sus años más oscuros, el único que lo trató con humanidad. Sin saberlo, Regulus lo amaba en silencio, mientras observaba cómo Severus se rompía por alguien que jamás lo vería. Así, entre miradas que callan demasiado y corazones que laten donde no deben, Severus descubre que amar en silencio duele y que el amor es raro ya que un corazón roto solo encuentra cura en el latido de otro corazón que se atreve a quedarse.

Severus Snape ya tenía suficiente: su casa lo despreciaba, los Merodeadores lo acosaban y la vida en general era un chiste cruel. Pero nada lo preparó para resbalarse en las escaleras y ser salvado -con perfume de limón y exceso de dramatismo- por Gilderoy Lockhart, el Ravenclaw más guapo, más vanidoso y más insoportablemente popular del colegio. Lockhart, convencido por una profecía que Casandra Timeplett le dio para quitárselo de encima, decide que Severus es el amor de su vida y que está destinado a tener un hijo héroe. ¿El resultado? Un Lockhart enamorado persiguiendo a Snape por todo Hogwarts como James detrás de Lily... y un Snape deseando sinceramente que la escalera lo hubiera dejado caer. Mientras Lockhart recita destino, los Slytherin entran en pánico, las fans lloran, Remus sospecha cosas... y James Potter está inexplicablemente celoso.