Lascarro22
Gianni Versace no es solo diseñador. En esta novela, se transfigura en una deidad del mármol y la seda, un creador que convierte belleza en legado y deseo en arquitectura. Su asesinato no es un crimen: es una ruptura cósmica, una grieta en el templo editorial donde la estética era sagrada.
Antonio, su amado, es el último guardián del vínculo, el único que tocó al dios antes del eclipse. Donatella, su hermana, se convierte en sacerdotisa del fuego, tejiendo memoria con gestos silenciosos. Y Cunanan, el profanador, no es humano: es sombra que se desliza entre columnas, figura que rompe sin comprender.
Versace: Dios de la Seda es una novela ritualista, escrita como tragedia griega, donde cada capítulo es una invocación, cada imagen un altar, y cada palabra un acto de duelo y consagración. No se lee: se respira. No se cuenta: se honra.
Desde el mármol púrpura hasta las serpientes doradas, esta obra es un homenaje de artista a artista. Porque los verdaderos creadores no mueren: se convierten en mitología.