diegomonasterio1976
Hubo un día en el que nacieron dos niños muy diferentes en Venecia, Jerusalén: Abel, el Amo del Abismo, hijo de una unión malévola de un hombre y una serpiente, y Jakin, La Esperanza, hijo de una mujer y un guerrero. Mientras Jakin seguía un camino espiritual y buscaba el conocimiento de los alquimistas, Abel se sumergía en lo oscuro y se entregaba al placer sin límites. Su misión era derrotar a Jakin, su eterno enemigo, y así el mundo se dividió en dos. Tiempos difíciles llegaron, con batallas interminables que trascendían al tiempo.