Si tuvieras en tus manos el diario personal de una caníbal, ¿lo leerías? ¿Y si viene acompañado de un ente demoníaco? *** Holly Saemann es una mujer agradable que, habiéndose ganado la simpatía del pueblo de Oyster bay gracias a su apariencia amable e inofensiva, da rienda suelta a sus apetitos por la carne humana. En su diario registra todos y cada uno de sus crímenes con un detalle aterrador, así como la parte más dolorosa de su infancia y adolescencia. El detective Brent Hagler es asignado para demostrar que Holly no es una enferma mental, su objetivo es conseguir que la mujer caníbal termine en la cárcel. Sin embargo, una manipuladora abogada intentará obstaculizar todos sus esfuerzos sin importarle tener que romper la ley con tal de ganar el caso. Mientras que a la par se presenta un viejo amigo de Holly; un asesino arrepentido, obsesionado con Dios y lleno de oscuros secretos. En mitad de toda esta maraña de conflictos y misterios del pasado, se encuentra una oscura presencia que acecha a todos y a quien Holly conoce como Él. Una obra sobre la maldad humana, sobre lo retorcido que se encuentra en el propio corazón humano y cómo es que las personas se corrompen incluso debido a factores tan insospechados como el aburrimiento, los deseos de venganza, el ansia de poder o la simple perversión. -_-_-_-_-_-_-_--_-_-_ • Esta historia está disponible como audiolibro en Audible Español. Portada realizada por Grecia Leal (@GlowSpeech) HISTORIA DESTACADA EN EL PERFIL OFICIAL DE TERROR EN EL MES DE SEPTIEMBRE

"Estos cómics no son de mi pertenencia así que créditos a su respectivo autor "

He aquí una recopilación de reflexiones en torno a la situación de la mujer. El título es irónico. *Wattpad clasificó esto como contenido adulto. Solo hay palabras "fuertes". Aunque seas menor deberías leerlo.*

❝Simples cartas de un simple chico enamorado.❞ arte: Casino por Joan Mitchell, 1956

❝Nunca me di cuenta del daño que te causé hasta que te fuiste. Y me arrepiento. Y te necesito. Y lo siento.❞ arte: Mujer joven pintando por Marie-Denise Villers, 1801