En el amor y la guerra, todo se vale
Con 18 años todavía no me siento un adulto, pero definitivamente no soy ni una niña ni una adolescente desquiciada, aunque probablemente todavía tengo un poco de la ultima viviendo en mi. La mayor parte de mis preocupaciones se centran en el estudio, encontrar un trabajo y aun así mantener mi ridícula cantidad de hobb...