Gritos en la cabaña abandonada
Al fin habían pasado cinco años desde que comencé a salir con Samantha y tenía que hacerle un regalo que tuviese un cierto valor simbólico, así que decidí llevarla a cenar y después a dar un paseo por el lugar donde le declaré todo lo que sentía por ella. Todo estaba saliendo según lo había previsto, pero no esperaba...