Los retazos de Miranda
De estar cuerdo a estar loco. De la oficina a las terapias. De la piel al hilo del hilo a la piel. ¿Las había perdido? ¿Eran las llaves? Las escuché caer cerca de la puerta que nunca se cierra. Ahora sé porque le sangra la cara cuando viene a verme, sé porque se le caen las uñas y las lágrimas cuando habla de ella.