Lissy33
Dicen que el tiempo es la cuarta dimensión; capaz de ir hacia atrás en el tiempo, hacia
delante o crear un mundo paralelo.
Cuando Poseidón le entregó a la diosa del tiempo la divinidad que le
correspondía, un destello entró en él, abriendo una puerta que siempre debió permanecer
cerrada.
Una dimensión perdida, austera: allí fue donde Apolo lo encontró.
La humanidad del que fue dios de los mares es el principal problema, pues la puerta
sigue abierta, dejando que los seres del otro lado invadan este mundo mientras dicho
poder lo va matando poco a poco. Y aunque Apolo ha logrado contener ese poder que
Poseidón alberga en su interior, es cuestión de tiempo que la dimensión perdida termine
por devorar su mundo.
No tienen mucho tiempo. Ni muchas opciones. Solo una fuerza divina puede soportar
ese poder y cerrar la puerta. Y la única divinidad que Poseidón puede utilizar se
encuentra en el mismo mundo que amenaza con destruir al suyo. Un lugar al que no
podrá llegar sin ayuda.
Poseidón había aceptado ya su destino, su castigo; terminar sus días como
humano. Por desgracia, su penitencia no reside en la humanidad, pues para cerrar esa
puerta para siempre tendrá que volver a ser un dios y quedarse detrás de ella el resto de
su eternidad.