Un-gusto-soy-Nico
Chad estaba allí otra vez, como Dean temía y deseaba. Porque nunca antes se había enamorado tan profundamente de un chico. Dean lo había comprobado: Chad no tenía nada que ver con la serie de asesinatos acontecidos en la ciudad, incluso tenía pruebas de ello. Sin embargo Chad había regresado, y sus ojos eran mas crueles y perversos que antes. Pero volvía a estar a su lado y eso lo tranquilizaba. Quizá el miedo se esfumaría al estar entre los brazos del chico que amaba, pero más allá de ese chico, más alla del profundo azul de sus ojos, más allá de su amplia y hermosa sonrisa, el mal en su interior rugia enfurecido por salir a la luz.