Ella está completamente rota. Yo tengo la manía de querer repararlo todo. Ella es un perfecto desastre. Yo trato de estar planificada. Mi manía es el orden, y ella es un caos. Se aburre de la vida, habla del suicidio, nada la motiva excepto saltarse las reglas y ponerse al límite. Le gusta el peligro, a mí la cautela. El abismo vive en sus ojos. Y aunque somos tan diferentes, también somos inseparables. Sophia Pierce me habla del espacio, de otras vidas, de planetas. Y yo, supongo que soy su cable a tierra. No soy tan divertida. Quiero salvar vidas y me limito a la ciencia. Aunque mi reto principal, es salvarla a ella. Nunca pensé que mi último año de la preparatoria, sería el más emocionante. Yo, con solo dos amigos, una vida de estudios, se transformó en un revoltillo de emociones. Y por eso... quiero contar mi historia. A ella la expulsaron de su antiguo instituto. Después de cinco expulsiones "el destino" la llevó al mío. La amenazaron con que no duraría mucho. Yo deseaba que fuera así, hasta que el panorama cambió, y yo, que la odiaba, me encontraba esforzándome porque no la botaran. Así comienza esta historia: Me llamo Julie Dash y mi secreto es que estoy enamorada de mi mejor amiga.

A veces la veo y no se que pasa, siento que nos estamos cayendo a un precipicio que aunque exista agua en el fondo no detendrá la caída, incluso pienso que si nos salieran alas no podríamos mantener esto. -Esta bien, lo siento. Lamento todo lo que pasó y lamento todo lo que esta pasando ahora. Supongo solo estaba demasiado confundida no lo sé. -Nunca sabes nada. Siempre te justificas de una forma o otra. ¿Sabes que? Olvidalo. Será mejor irme. -¡No! Espera, recuerda lo que dijimos. -¿De verdad?, ¿Aún quieres que este aquí después de todo? Tengo un poco de amor propio y bastante dignidad así que, si me permites... Siempre en momentos así ya estaría pataleando, llorando o incluso rogando que esto no pasara, pero después de tantos tropiezos supongo que he aprendido que nunca terminaras en el piso si no que siempre te levantaras de una forma u otra. Camino a la puerta sentí como su brazo me jalo, empujandome de nuevo hacia adentro, quería escapar pero ya no tenía tantas fuerzas para moverme. -Yo te hice esto y no quiero que lo olvides. Señaló el tatuaje que se asomaba por encima del pantalón, recuerdo aún cuando lo hizo, por que de igual manera ella tenía el suyo. Un texto delicado pero significativo para ambas "¿Te quedas conmigo?". -Me quedaré. Pero igual que este, estaremos unidas por recuerdos y nada más. Mucha suerte en tu vida, yo tengo que recuperar la mía.

Si piensas que es la típica historia del chico malo y la nerd que se enamoran y al final terminan juntos... Podría ser. Quizá al principio lo parezca, pero te darás cuenta que nada es lo que parece y que quien menos crees que te hará daño, es quien termina por destrozarte. Se enamoraron sabiendo que sería difícil. Se enamoraron aún sabiendo que dolería. Se enamoraron de lo que sabían los destruiría. ¿Listo para enamorarte aún sabiendo que terminarás con el corazón roto? Te doy un consejo, NO te enamores. Es más. TE PROHÍBO ENAMORARTE.

Lo dejé entrar en mi vida y lo único que le causé fue dolor. Trataré de ser breve. En otra vida, sin mentiras, sin secretos dolorosos y sin un pasado que no nos permite ser felices, prometo que haremos todo lo que planeamos en esta vida, pero por ahora, soy una experta en el arte de perderlo.

Version corta de Lisa Rejinos. La jefa siempre conseguía lo que quería. Su poder era ley, y su crueldad, un hábito pulido. Cuando la empleada nueva llegó, tímida pero firme, ella la olió como quien reconoce una presa fácil. La subestimó, la exigió hasta quebrarla, la dobló entre órdenes y silencios que dolían más que los gritos. Pero la empleada no se rompió. Y ese fue el primer error de la jefa... y su primera obsesión. Entre noches de trabajo, whisky caro y promesas casi amenazantes, nació algo torcido: un deseo disfrazado de castigo, un vínculo prohibido donde una mandaba con frialdad y la otra aprendía a resistir... demasiado bien. No era amor. No todavía. Era un juego de poder que empezaba a cambiar de dueño. Y ninguna de las dos estaba preparada para lo que vendría después.