Cuando Larah es ascendida al puesto de secretaria del vicepresidente de las empresas Maslow sabe que el puesto será difícil. Tiene fama de ser déspota, intransigente ¡y lo pero, es todo un playboy! La verdad... es mucho peor. Además de todo eso, él no quiere que una chica de aspecto insulso como el suyo trabaje con él, pero Larah conoce sus propias habilidades, es una adicta al trabajo y además tremendamente eficiente. Tanto es así, que no pasa demasiado tiempo antes de que James la acepte- aunque sea a regañadientes-. Sin embargo, será Larah capaz de ser la más fiel empleada de... ¿un vampiro? ¿Qué hará James cuando Larah lo descubra?