KarlaDavila
Hay cosas que pasan y cosas que no pasan.
Aquellas con las que tienes que vivir.
Esas personas no entienden y se preguntan
por qué no sanan y estás tan cansado de explicar
que no todos pueden sanar.
A veces son tan feroces, que la piel se convierte en espinas.
Y a cualquier intento de vuelo, el corazón sangra.
Si tienes la piel de espinas y conoces el dolor,
ves el mundo con otros ojos: Sientes la inutilidad de lo exterior,
el brillo innecesario de lo material y anhelas la paz de las cosas
genuinas, espirituales, íntimas, emocionales.
Y te enamoras de una mirada similar a la tuya.
De quién habla tu mismo idioma, incluso en silencio.
De quién, como tú, tiene la piel de espinas.