La palabra soñar nos hace invulnerables, hace que con poca esperanza imaginemos un mundo de sueños, que por mucho que nos cueste alcanzarlos seguimos esperando que llegue el momento en el que se hagan realidad. Daniel es o era ese tipo de sueño...Lo conocí, confié plenamente en él, abriéndome y contándole todo tipo de cosas que a nadie le había contado jamás. Pero como todo sueño, se termina pronto, y no se puede volver a él por mucho que queramos, debido a que es una imaginación nuestra, irreal que nunca se hará realidad. Él parecía tan real... pero terminó engañándome como todo el mundo dejándome sola y sin querer volver a soñar jamás.

-Hablas como si hubiese estado a punto de tener sexo con Jaden Foster. Gabrielle sonrió con malicia. -Niégame que no querrías tener sexo desenfrenado con Jaden Foster. Volviendo a llevarme la mano a la cabeza, esta vez no me quedó otra que unirme a su risa y darla la razón. -Vale, tienes razón. Me encantaría tener sexo desenfrenado con Jaden Foster. Ambas comenzamos a reírnos con fuerza, pero no habían pasado ni dos segundos cuando la sonrisa de Gabrielle desapareció de sus labios, sustituida por una perfecta "O". Sus ojos no me miraban, sino que estaban clavados detrás de mí. Mi espalda hormigueó. Tragué saliva rezado a todo lo sagrado para estar equivocándome. Fue Gab la que habló. -Buenos días Jaden. ********* Segunda parte de #No te enamores de tu hermanastro No plagio. Obra registrado bajo el código 1408291847646