❝Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver!. Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer...❞ (Canción de Otoño en Primavera por Rubén Darío). Todos pasamos por la adolescencia: no hay quien se salve. Algunos mueren en el intento, otros nada más se quedan estancados. Muchos quisimos saltarnos esa etapa, apretar el botón de "jump" de la máquina del tiempo, pero ella se propuso ganarle la carrera, hacer caso omiso de las reglas y avanzar. Cree que corre para alcanzarlo a él, pero alguien más está tras ella y no descansará hasta atraparla. ❧ Inicio de publicación: 12 junio 2016 ❧ Registrada en SafeCreative bajo el código: 1608259001763 TERMINANTEMENTE PROHIBIDA SU ADAPTACIÓN, HISTORIA COMPLETAMENTE ORIGINAL Y PROTEGIDA MEDIANTE LAS LEYES DE DERECHOS DE AUTOR A NIVEL INTERNACIONAL.

Scarlet cree que los problemas pueden resolverse con una simple mentira. Es por eso que nadie confía en ella. Es una joven engañosa y traicionera de la cual no es buena idea fiarse. Luego está Maddie, que lleva observando el comportamiento de esta por más de un año. Scarlet merece que alguien le dé una buena lección. Maddie esta dispuesta a hacerlo. ¿Será que la honestidad de Maddie podrá con las mentiras de Scarlet? ❝-¡Eres una mentirosa! -Yo no digo mentiras❞

Whitney Dixon murió junto a su padre en un accidente automovilístico a las tres de la tarde de un día de lluvia como cualquier otro, dejando solo historias que el mundo recordará-o no-como una triste vida que ya se fue. Sin embargo, alguien se salvó de este trágico accidente y es la única persona viva que podría dar los detalles que la madre de Whitney necesita: Archer Presley, el mejor amigo de la joven. Pero él está en el hospital sin poder despertar y dos semanas después de la catástrofe se encuentra mucho más lejos de lo que todos creen. Despierta pero no en el lugar blanco sino junto a la chica, que debería estar muerta, el día del accidente. ¿Y si es esta la oportunidad que suele darnos la vida para evitar la muerte o, en su defecto, causarla nuevamente? Porque, quizás y sólo quizás, no existan los finales alternativos cuando se habla del destino.