El niño del bosque
Nagisa no sabe porque decidió cuidar de él en lugar de abandonarlo junto al cadáver de su madre, tampoco sabe cómo se supone que debe cuidar un niño. Lo único que sabe es que cuando él sonríe todo se vuelve un poco menos monótono y el entumecimiento que por años lo envolvió comienza a caer poco a poco.