El Último
Detrás de la puerta solo había silencio. No había nadie. No había nada.
Conversar permite desahogar sus angustia, pero hay que saber con quién hacerlo.
¿Las coincidencias son en realidad fortuitas? ¿Existen verdaderamente las coincidencias? ¿O hay un plan dentro de las apariciones de las apariencias?
Era la noche de su libertad, y tuvo que decidir entre dos libertades.
Una nueva vida que se iniciaba. Un negocio floreciente. Pero en la esquina más alejada, donde la luz parecía disolverse, y la temperatura descendía, acechaba. Lo esperaba, y él sabía que cuando acudiera no volvería a salir.