Los cuentos de hadas siempre tienen un final feliz. El príncipe encuentra a su princesa y la lleva en su corcel blanco a ver el amanecer por el resto de sus vidas. Pero ¿cuánto dura una vida? ¿Cien años o un día? No tuvo que luchar con dragones ni escalar la torre más alta, él encontró a su princesa en esa cama de hospital. No tenía cabello para arrojarlo por la ventana, solo una enorme sonrisa que le hacía soñar con su final feliz; pero su princesa no duró para vivir con él su «para siempre». ACLARACIÓN: Esta obra es un relato corto compuesto de frases y aforismos. No es una historia narrada por un niño. Todos los derechos reservados©

Leonardo fue creado por su madre para ser perfecto, una adhesión valiosa para la familia, pero uno no siempre obtiene lo que quiere. (Esta historia participa del concurso paranormal de @NataliaAlejandra. Va a tener algunos capítulos, pero va a ser corto. Puede salir muy mal chicos, esto es paranormal-histórico, dos géneros que no escribí nunca. Dios nos ampare jajaja)

La primera temporada de toda joven inglesa es lo más importante. El primer baile en presencia de la sociedad elegante, cuando los caballeros comienzan a fijarse en las preciosas bellezas inglesas de rubios y largos cabellos y cristalinos ojos azules. Pero no para Annabella Cavendish, ya que al quedar huérfana de padre, años más tarde de que su madre muriera, no tiene nada. Su padre se fue de este mundo sin ver a su única hija casada y dejándola desamparada, a merced del que fuera el próximo duque de Devonshire. Con lo que nadie contaba, era que ese duque fuera tan testarudo como Annabela y que, debido a que tuvo que asumir el ducado de su familia a muy temprana edad, era muy celoso con lo que era de su propiedad y no pensaba dejar que Annabela sufriera el más minimo daño. Los planes de todo el mundo se verán truncados por el deseo de venganza de una malvada mujer que no piensa dejar que sean felices. CUALQUIER COPIA, ADAPTACIÓN O PLAGIO DE ESTA NOVELA QUEDA TOTALMENTE PROHIBIDA Portada nueva edición 02/7/2017

Samuel, un omega varón de veintiséis años, se siente preparado para dar un paso más allá en su relación. Él quiere un nido. Está listo para pedirle a su pareja un nido porque desea experimentar todas aquellas cálidas sensaciones de las que todo el mundo parece hablar. Pero jamás contempla la posibilidad de que algo pueda salir mal con su petición. - ¡Alfa...! -chilló, saliendo a correr hacia la entrada- Quiero un... - - Sí, sí. Ya sé -gruñó Leandro, empujando al omega fuertemente para quitarlo de su camino- Quieres un puto nido y me tienes harto, estúpido omega. «Las almas gemelas sienten lo mismo porque existe una profunda afinidad y compatibilidad entre ellas...» Pero, ¿qué sucedería si no compartieran únicamente esa profunda conexión que los hace compatibles? ¿Y si todo diera un paso más allá? Emma, una mujer alfa de veintiocho años, se siente cansada de los estereotipos asociados a su naturaleza. Jamás creyó encontrar a alguien con quien compartir su vida y, cuando finalmente lo hace, siente de todo menos bienestar. Había algo que le impedía sentirlo como suyo. ¿Sería producto de su imaginación? - Me voy -comentó el omega en voz baja- Me he dejado marcar por otro alfa. «Definitivamente, el poder que une a dos personas va mucho más allá» - Lo siento -murmuró aún más bajito- No puedes darme lo que necesito y yo tampoco puedo darte lo que tú necesitas -agachó su cabeza- Espero que lo entiendas. Dos lobos. Dos corazones quebrados. Y un solo destino. Alfa; chica. Omega; chico.