No hace mucho tiempo me contaron la historia de dos personas que se conocieron en una fiesta, y como en la vida misma, empezaría ahí toda una serie de catastróficas desdichas que hoy, seis años después, os cuento con la intención de que no muera nada de lo que pasó, de lo que se sintió, de lo que se llegó a perder. ¿Crees en las casualidades? Ellos tampoco.

¿La típica historia de amor en donde el chico choca con la chica accidentalmente, se miran fijamente a los ojos y es amor a primera vista? Primero, no chocamos. Segundo, trato de no mirarlo. Y tercero, no creo que haya sido amor a primera vista. Él solo quería que le prestara un lápiz, pero todos saben que cuando prestas un lápiz nunca te lo devuelven. ¿Qué me dijo él? -Entonces... Regálame un lápiz. No tuve problema la primera vez, pero luego pidió otro, otro, otro y otro... El problema es que él no entiende que yo no soy una fábrica de lápices. Advertencia: Prepárate para miles de kilos de unos hombres perfectos, una dosis empalagosa de amor que puede que te lleve a un coma diabético y unos gramos de cliché que todo libro de romance debe tener. Versión extendida del primer libro de la serie #LosIntocables ✓Obra registrada con todos los derechos reservados. ✓Prohibida su reproducción física y digital en otras páginas, redes, impresión entre otros medios. ✓ Prohibida adaptación o manipulación del contenido de la historia.

Desde que era una niña, nuestra intéprida protagonista hace gala de su valentía al sentir con las manos cosas que ni siquiera podría llegar a imaginar.