No era de ti de quién debía enamorarme.
Sus palabras y sus besos, como decirlo, nunca expresaban el amor qué sentía por mí, pensé, debería darle tiempo. Fallé. Siempre habían escusas, habían mentiras. Y todas, te las creía. Un día me cansé, entonces lo mejor fue alejarme. Y fue lo mejor que pude hacer. Entonces me había dado cuenta que nunca me debí enamor...