Mil y una noches
Ambos estaban en esa silenciosa habitación, ninguno de los dos hablaba. Solo el pitido intermitente de la máquina conectada a su cuerpo rompía el horrible silencio que había entre ellos. - Antes de irme, tienes que prometerme una cosa. Prométeme que cuidarás de nuestro hijo... - Claro... Sabes que haré lo que sea por...