SECUELA "CUANDO NADIE VE" A simple vista, es una familia cualquiera. Una casa con losa floja en la entrada, imanes en la nevera y discusiones diarias sobre quién dejó la luz del baño encendida. Hay risas, puertas que se cierran de golpe, desayunos improvisados y una batalla constante entre la lavadora y el caos. Ahí viven ellos: los Riley. Tan normales como un lunes sin café. Simon, el papá, es un tipo de pocas palabras. De esos que parecen tener siempre un pie en la guerra, incluso cuando está en pantuflas. No sonríe mucho, pero cuando lo hace, lo niega. Su esposa lo ve todo, incluso cuando no está mirando. Tiene la risa fácil y una puntería que asusta más que tranquiliza. Johnny, el mayor, está convencido de que tiene todo bajo control. (No lo tiene.) Tommy, su hermano, entiende más de lo que dice y dice menos de lo que siente. Ellie, la menor, es adorable, peligrosa y, probablemente, la única capaz de hacer llorar a un adulto con una mirada. Soap aparece cuando quiere. Come lo que encuentra. Dice lo que piensa. Y se burla de todos por igual. Es como una planta de interior ruidosa: nadie sabe bien por qué está ahí, pero ya no se imaginan la casa sin él. La rutina parece tenerlos en paz. Lunes de pereza, miércoles de tareas, viernes de pizza, domingos de película y siestas interrumpidas. Lo de siempre. Lo de todos. Lo que, de algún modo, los hizo bajar la guardia. Porque lo que nadie ve... Es lo que fueron antes. Lo que hicieron. A quiénes eliminaron. Y quiénes aún los están buscando. Porque hay cosas que no se entierran, por más lejos que huyas. Y cuando el pasado regrese -porque siempre regresa- no vendrá solo. Vendrá con armas, con nombres, con cuentas pendientes. Y esta vez... no pelean por ellos. Pelean por todo lo que aman. Pero por ahora, alguien dejó la leche fuera del refrigerador. Y Simon ya está gritando -en voz baja- otra vez.

A veces el amor no te salva. A veces te arrastra con más fuerza que cualquier droga. Yo no sabía qué era necesitar a alguien hasta que la conocí. Y entonces todo se fue al carajo. Ella era un puto incendio. Y yo, un hombre hecho de dinamita. Nos tocamos como si el cuerpo del otro pudiera curar todo lo que dolía. Pero nunca fue suficiente. Nunca lo fue. Y aún así, no supimos parar. Dormíamos juntos, sudados, rotos, con los labios partidos por discusiones que terminaban entre gemidos y culpas. Nos odiábamos con la misma pasión con la que nos decíamos "te amo". Mentíamos, sangrábamos, rompíamos cosas. Luego volvíamos a mirarnos como si fuera la última vez. Porque, de algún modo, siempre parecía que sería la última vez. Ella decía que yo iba a destruirla. Yo sabía que ya lo estaba haciendo. Pero cuando la tenía debajo mío, jadeando mi nombre, llorando y riéndose al mismo tiempo... Todo el mundo podía irse a la mierda. La fama, los escándalos, las consecuencias. Noire era lo único real. Lo más jodidamente real que había tenido en una vida de mierda. ¿Y yo? Yo era Simon Riley. Una promesa rota. Un monstruo maquillado con fama, poder y golpes. Un hombre que no merecía el corazón de la mujer más brillante del puto planeta. Pero lo tenía. Y eso me volvía capaz de todo. Incluso de arruinarla. Esta no es una historia de redención. Ni de finales felices. Es una historia sobre adicciones. Sobre amarse tan fuerte que duele. Sobre follar como si fuera el último día, y destruirlo todo al amanecer. Si vas a quedarte, hazlo bajo tu propio riesgo. Porque una vez que entres en esta historia... No vas a salir ilesa.

En la Fuerza Operativa 141 no hay espacio para debilidades, ni secretos, ni soldados con cara de que modelan para productos coreanos de cuidado facial. Y sin embargo, ahí está el Cabo González. Flaco, callado, absurdamente ágil, con el rostro de un ángel que hace parkour y una habilidad alarmante para esquivar balas, emociones y conversaciones incómodas. Dicen que es mexicano. Dicen que fue entrenado por el SAS. Dicen que es hombre. Y John "Soap" MacTavish... está empezando a dudar de muchas cosas. De su orientación. De su cordura. Y de si ese maldito brillo en los labios de González es natural o ilegal bajo reglamento militar. Porque una cosa es compartir camarote con un compañero. Y otra muy distinta es soñar con él, sudar cuando se estira, perder la cabeza cuando se lame la espuma del café, y querer matarlo solo porque existe. Pero lo que nadie sabe -ni Ghost, ni Gaz, ni Price, ni el propio Soap- es que González está allí con una misión secreta. Una que no incluye besos, ni erecciones matutinas compartidas, ni ser el objeto de deseo de un escocés con trauma y espalda ancha. Y lo peor: González... no es hombre. Pero shhh. Eso nadie debe saber. Ni ahora, ni después, ni cuando la tensión los deje a un beso de la catástrofe. ___________________________ Call of Duty, sus personajes, nombres, entornos y elementos relacionados (incluyendo John "Soap" MacTavish, Ghost, Gaz, Price y la Fuerza Operativa 141) son propiedad intelectual de Activision, Infinity Ward y sus respectivos creadores. Este fanfic ha sido creado sin fines de lucro, únicamente con propósitos de entretenimiento y como una obra transformativa basada en la narrativa original. La historia, personajes originales (como Alex González) y el desarrollo argumental son de mi propiedad.

Ella arregla autos. Él arregla terroristas (si, con sus balas). Ella tiene un gato sin pelo que responde a un nombre obseno. Él tiene pesadillas que no se atreve a contar en voz alta. No fue amor a primera vista. Fue más bien un accidente de tráfico emocional: bocinas, gritos, sarcasmo, y luego un tipo con máscara que empezó a quedarse demasiado tiempo. Sarah no buscaba un soldado roto. Simon no buscaba un lugar al que pertenecer. Pero a veces, los errores de cálculo terminan siendo hogares disfrazados de caos. Y cuando por fin todo parecía estar en su lugar -el taller, el vino de caja, las siestas con el gato, los mañanas enredados-, la vida volvió a hacer lo suyo: escupirles en la cara. Porque nada se mantiene intacto. Ni siquiera ella. Esta es una historia sobre mecánicas humanas, cirugías del alma, y el tipo de amor que no huye cuando el cuerpo se quiebra. Es cruda. Es ruidosa. A ratos divertida, a ratos insoportablemente triste. ¿Te atreves a leer algo que te va a romper sin pedirte permiso? _____________________________ Derechos de autor: Los personajes de Simon "Ghost" Riley y la 141. Ente otros personajes relacionados con la franquicia Call of Duty son propiedad de Activision Blizzard. Esta obra es una creación de Paula A. Vasquez, y es una obra de fanfic no oficial que no tiene fines comerciales. Todos los derechos sobre la historia original y los personajes creados para esta obra pertenecen a sus respectivos dueños. Sin embargo, prohíbo todo tipo plagio o adaptación.

(SEGUNDO LIBRO DE LO QUE QUEDA DE LOS DOS) Dicen que el tiempo todo lo cura. Pero hay heridas que no sanan, solo aprenden a sangrar en silencio. Abigail Harrington ya no corre por jardines con flores torcidas. Ya no ríe con la boca llena de sol ni canta nombres al viento. Ahora camina entre sombras, con las botas manchadas de tierra y un bisturí en la mano. Mujer de manos firmes, de voz baja, de cicatrices que no se ven. Cada año, en la fecha maldita, enciende un postre de mandarina. Su vela tiembla como un corazón roto. Y el cielo, estúpidamente indiferente, la observa en silencio. Cree que Simon Riley murió. Que lo perdió en un estallido de gritos, sangre y huesos rotos. Y aún lo busca... en cada sombra, en cada silencio. A veces, sin saberlo, lo encuentra. Porque Ghost camina a su lado. Con su alma hecha cenizas, con el rostro oculto y el pasado atrincherado en la garganta. No puede decirle quién es. No todavía. Pero su presencia la quiebra. La llama. Le duele. Y mientras Soap, con su risa sucia y torpe, le arranca migajas de alegría, el triángulo se tensa. La herida se abre. Y el amor, ese condenado amor, vuelve con dientes afilados. Este no es un romance. Es una tumba abierta. Una historia donde el pasado nunca muere. Y donde lo que queda de los dos... aún arde. _____________________________ Derechos de autor: Los personajes de Simon "Ghost" Riley y la 141. Ente otros personajes relacionados con la franquicia Call of Duty son propiedad de Activision Blizzard. Esta obra es una creación de Paula A. Vasquez, y es una obra de fanfic no oficial que no tiene fines comerciales. Todos los derechos sobre la historia original y los personajes creados para esta obra pertenecen a sus respectivos dueños. Sin embargo, prohíbo todo tipo plagio o adaptación.

Simon Riley creció en un hogar donde el amor se susurraba con miedo y la violencia retumbaba en cada rincón. Aprendió a callar, a endurecerse, a no esperar nada de nadie. Hasta que Abigail Harrington apareció en su vida con sus trenzas desordenadas y una sonrisa que no conocía la maldad. Desde niños, ella fue su refugio, la única luz en un mundo que siempre le dio la espalda. Pero el tiempo cambia las cosas. La infancia quedó atrás, dejando cicatrices que ni el cariño más puro puede borrar. Entre entrenamientos en el jardín trasero y noches donde el dolor pesa más que el sueño, Simon y Abigail intentan aferrarse a lo único que siempre ha sido real entre ellos. El problema es que Simon está hecho de heridas. Y el amor, por mucho que lo desee, nunca ha sido suficiente para salvarlo. Una historia sobre lo que se pierde, lo que se sobrevive... y lo que queda de los dos. [Basada en el cómic, pero no apegada a él] _________________________________ Derechos de autor: Los personajes de Simon "Ghost" Riley y la 141. Ente otros personajes relacionados con la franquicia Call of Duty son propiedad de Activision Blizzard. Esta obra es una creación de Paula A. Vasquez, y es una obra de fanfic no oficial que no tiene fines comerciales. Todos los derechos sobre la historia original y los personajes creados para esta obra pertenecen a sus respectivos dueños. Sin embargo la historia es de mi autoria y prohíbo todo tipo plagio o adaptación.

Después de una misión que casi le cuesta la vida, John "Soap" MacTavish es retirado del ejército. Las heridas no solo le robaron su lugar entre los hombres más letales del mundo, también lo dejaron atrapado en una rutina silenciosa, donde los recuerdos pesan más que su propia pierna lastimada. Pero entonces la escucha. Una risa suave. Un par de manitas golpeando su puerta. Y unos ojos azules que lo miran con ternura... y dolor. Su vecina, madre de dos niños, vive atrapada en una relación con un hombre que todos creen honorable. Todos, menos John. Él ve más allá de las sonrisas forzadas y los "todo está bien". Ve el miedo. La lucha silenciosa. Y sin quererlo... empieza a amarlos. A todos. Ella no buscaba un salvador. Él no pensaba volver a pelear. Pero hay batallas que no se eligen, y hogares que merecen ser defendidos con todo el corazón. Un romance prohibido. Un pasado que arde. Y el instinto de proteger lo único que le devolvió las ganas de vivir. A veces, el amor más puro nace en medio de las ruinas. Y esta... es una historia que arde desde adentro. __________________________________ Derechos de autor: Los personajes como: Soap y la 141. Ente otros personajes relacionados con la franquicia Call of Duty son propiedad de Activision Blizzard. Esta obra es una creación de Paula A. Vasquez, y es una obra de fanfic no oficial que no tiene fines comerciales. Todos los derechos sobre la historia original y los personajes creados para esta obra pertenecen a sus respectivos dueños. Sin embargo la historia es de mi autoria y prohíbo todo tipo plagio o adaptación.

EN PAUSA TEMPORALMENTE Dicen que todas las decisiones se toman con el corazón, pero en este mundo... las mejores se toman con el dedo en el gatillo. Yo no estaba buscando problemas. Tampoco poder, ni sangre, ni un lugar en medio del infierno vestido de Versace y olor a pólvora. Yo solo estaba con el tipo correcto, en el lugar equivocado. O al revés. ¿Qué más da? En el narcotráfico todo se mezcla: amor, traición, dinero, cuerpos, silencio. Y yo, bueno... yo era otra ficha en ese tablero. Hasta que ella me robó. No fue un secuestro. No como esos que uno ve en las noticias, con gritos y capuchas negras. Fue más limpio. Más elegante. Como un crimen bien planeado, hecho con sonrisa de lado y labios rojos. Me sacó de la mano del hijo de su enemigo, con una sonrisa y una pistola, y me llevó a su mansión como si fuera una joya que se le antojó. Y sí... me rebelé. Le grité, la insulté, la provoqué. Le recordé que yo no era de nadie. Que no me iba a quedar. Pero hay un detalle que olvidé en medio del drama y el peligro: el poder, cuando se mezcla con la atracción, sabe malditamente delicioso. Ella es Valeria Garza. Y yo debería odiarla. Pero no lo hago. Porque en su mirada hay más verdad que en todo lo que me prometieron antes. Porque se ríe cuando le digo "no", y se pone seria cuando me acerco demasiado. Porque en este mundo podrido, ella no juega limpio... y yo ya no quiero jugar a nada. Esta es la historia de una decisión que no debí tomar. Pero si pudiera volver atrás... la tomaría otra vez. Y peor. ____________________________

La tierra estaba húmeda. El aire olía a metal y ceniza. Avery Clarke avanzaba junto a los Tejedores de Ausencias, con las botas hundiéndose en el barro y las manos aferradas a una pala que ya no sentía. Llevaban semanas siguiendo pistas que la policía ignoró, rastros que solo los ojos acostumbrados a la muerte podían ver. Entonces, él apareció. Emergió de entre los árboles, silencioso como un fantasma. Alto, imponente, con esa máscara negra que lo hacía parecer menos humano. König. -No pueden estar aquí -su voz, profunda y cortante, atravesó el aire como una bala-. Es una zona de alto riesgo. Avery sostuvo su mirada sin inmutarse. -Lo que busco ya está muerto. No hay nada que temer. König no respondió. Solo la observó, como si intentara descifrar qué demonios la había traído hasta ese infierno. Ella pudo haber retrocedido. Pudo haber obedecido. Pero no lo hizo. Porque lo que tiene de buena en su trabajo, lo tiene de terca. Y porque si König pensaba que una advertencia detendría a alguien que lleva años escuchando a los muertos, es que no la conocía en absoluto. ______________________________ Call of Duty" y el personaje de König son propiedad de Activision. Yo no poseo ningún derecho sobre ellos ni sobre el universo original del juego. Sin embargo, la historia, los personajes originales como Avery Clarke y Charlotte "Charlie" Hayes, así como el desarrollo narrativo, son de mi completa autoría. Esta obra ha sido creada con fines de entretenimiento y sin intención de lucro. Prohibido cualquier acto de plagio, copia o adaptación.

El ruido siempre había sido su refugio. Las risas vacías en fiestas abarrotadas, la música estridente que ahogaba pensamientos, el roce fugaz de manos que no significaban nada. Todo servía para llenar el silencio, para mantenerlo a raya. Porque en el silencio, en la quietud, la realidad se volvía insoportable. Pero tarde o temprano, el ruido se apaga. Y cuando eso sucede, solo quedan los ecos de lo que alguna vez fue. Lo que se perdió. Lo que nunca se tuvo realmente. Y él. Soap, con su risa fácil, con su presencia arrolladora, con esas manos que se sentían como hogar y peligro al mismo tiempo. Como algo que no debía tocar, pero a lo que inevitablemente terminó aferrándose. Esta no es una historia sobre finales felices. Es una historia sobre el caos, la adrenalina y las decisiones que marcan un camino sin retorno. Es sobre lo que hacemos para sentirnos vivos... y lo que sucede cuando finalmente dejamos de correr. ____________________________________ Derechos de autor: Los personajes de Simon "Ghost" Riley, Soap, y otros personajes relacionados con la franquicia Call of Duty son propiedad de Activision Blizzard. Esta obra es una creación de Paula A. Vasquez y es una obra de fanfic no oficial que no tiene fines comerciales. Todos los derechos sobre la historia original y los personajes creados para esta obra pertenecen a sus respectivos dueños. Sin embargo la historia es de mi autoria y prohíbo todo tipo plagio o adaptación.