Greg vive escribiéndole cartas a Owen, su hermano muerto. Un frasco vacío de Fluoxetina golpea su pierna cada vez que camina, recordándole que algunos fantasmas no necesitan rezos, solo espacio para supurar. Su casa es un altar de promesas rotas: una madre que limpia platos como si pudiera borrar la grieta, una tía que reza más por miedo que por fe, y Greg, que repite su nombre frente al espejo porque teme convertirse en la reliquia de otro. Pero entonces aparece Kale. Una risa sucia, unos labios que saben a pastillas sin tragar y una promesa: "Si floreces conmigo, duele menos." Entre graffitis violetas, cartas sin sellar y puentes que crujen como huesos, Greg descubrirá que a veces lo podrido también quiere quedarse. Besos Sabor a Fluoxetina es una carta abierta para quienes saben que florecer siempre muerde.

La vida de un adolescente puede ser un completo desastre que se basa principalmente en pasar de año y no morir en el intento. Hope no es la excepción. Es la chica lista de la escuela y como casi todas, está perdidamente enamorada de Christian Price, quien ni siquiera sabe de su existencia. Se mudó de la casa de sus padres para obtener una mejor educación, en una de las ciudades cercanas. Toda su vida sufre un cambio inesperado cuando las pesadillas que la atormentaban en su infancia, regresan. Además, se encuentra con Matías, un misterioso chico de ojos azules... que al parecer sólo ella puede ver. Los secretos se revelan y sus miedos empiezan a tomar forma. Mientras Hope trata de ser una chica normal, tiene que lidiar con su extraño don y la poca agradable presencia de un chico que está "atrapado entre dos mundos". ©Todos los derechos reservados.