Iniciar las vacaciones de verano es uno de los momentos más esperados de cualquier chico. Pero despertarse en medio del infierno, sosteniendo una espada maldita, rodeado de criaturas que solo desean tu sangre... bien, eso puede arruinarte el día. Mi nombre es Miguel. Y bueno eso es lo primero que puedo recordar de mis vacaciones de verano. Ahora que los demonios se levantan, los muertos no mueren y las bestias atacan, parece ser que solo puedo confiar en Edwin, mi mejor amigo que he olvidado, Yara, una hermosa chica que no se si quiere besarme o matarme, y en Laila, la joven maldita que hace que mi corazón lata a mil por hora. Y por su puesto en mi hermano.... quien esta a punto de decapitarme...¿Que pasa aquí? Ah, si, ya recuerdo. Es solo el fin del mundo.

Continuación del primer libro, Guardián. Un campamento es usualmente algo genial, a más de un chico le gustaría tener una pequeña aventura en la selva o tal vez en un bosque. Sin embargo, un campamento militar de supervivencia extrema es capaz de arruinar el momento, más si te encuentras con algunos cazadores que, además de animales, tienen predilección por presas como elfos, hadas y tu cabeza... bueno no es un campamento que te recomiende. Mi nombre es Miguel, al iniciar el verano pasado me convertir en un Guardián, personas que tenemos la obligación de guardar la paz y el equilibrio entre las diferentes razas, mortales e inmortales, mágicas y no mágicas. Ahora que los demonios salen del infierno y los cazadores toman las armas, solo Edwin, el casanova más idiota del mundo, Yara, una hermosa chica aterradora y Laila, una joven maldita que me vuelve loco y yo mismo podemos evitar el fin del mundo que planea nada más y nada menos que mi querido hermano Alain. ¿Por qué? Bueno, es solo el Apocalipsis, nada más.

El mundo cuenta con un lado oculto, una cara sobrenatural que nos susurra, que se intuye, pero que muy pocos perciben. La inmensa mayoría de las personas no es consciente de ese lado paranormal... ni de sus riesgos. A veces la gente se topa con esos peligros y desespera, se atemoriza, y no sabe qué hacer ni a quién recurrir. Pero no todo está perdido... Dicen que en Madrid reposa una iglesia muy antigua, cuyo origen es desconocido. Allí, en su interior, frente a una cruz de piedra esculpida en uno de sus muros, se puede alzar una plegaria. También dicen que aquel que no tiene alma la escuchará, y si la fortuna acompaña, el ruego será atendido. Pero exigirá un elevado precio por sus servicios, uno que no todo el mundo está dispuesto a pagar. Mejor será asegurarse de que se quiere contar con él antes de recitar la plegaria. Eso es lo que dicen.