Estar enamorado conlleva a que un conjunto de emociones y sentimientos salgan a flote. Es esa sensación de necesitar ver, abrazar, sentir y tocar a la persona que tanto amas. Sientes que el reloj se detiene y junto a él, el mundo. Y en ese instante sólo piensas en esa persona que te hace tocar las estrellas. Pero, ¿Qué sucede cuando la persona que tanto amas está a muchos kilómetros de ti? ¿Sigue siendo lo mismo? ¿Serán lo suficientemente intrépidos y capaces de mantener la relación? »Paulo Coelho dice: "No existe amor en paz. Siempre viene acompañado de agonías, éxtasis, alegrías intensas y tristezas profundas." 
 "-Somos como el Yin Yang- Me observo fijamente a través de la cámara de su computadora. -¿Blanco y negro? -Enarque una ceja y reí. -Somos como Yin Yang pues nos complementamos, es tan fuerte el amar que contra la corriente por ti podría nadar; me das el equilibrio que soñaba encontrar...-hizo una pausa corta-, basura... me refiero a que somos muy... unidos a pesar de...-Lo interrumpí. -La distancia-Suspiré pesadamente mientras asentí.-Te amo, y los kilómetros no podrán con éste sentimiento." #1 en Romance 02/01/2016 Registrada en Safe Creative con el código: 1511085733930 © Todos los derechos reservados Publicada en Octubre 12 del 2014

El pueblo de Wilson es tranquilo, regido por sus costumbres y creencias religiosas muy estrictas, donde Leigh ha crecido, siguiendo cada regla y pauta como se le ha indicado. Un pueblo donde no se recibe con mucha gracia a los recién llegados así que cuando Los Steins se mudan a su lado, Leigh no puede evitar sentir curiosidad. Los Steins son adinerados, misteriosos y muy elegantes. Lucen como el retrato perfecto de una familia, pero ¿Lo son? ¿Qué se esconde detrás de tanta perfección? Y cuando la muerte comienza a merodear el pueblo, todos no pueden evitar preguntarse si tiene algo que ver con los nuevos miembros de la comunidad. Leigh es la única que puede indagar para descubrir la verdad, ella es la única que puede acercarse al hijo mayor de la familia, el infame, arrogante, y frío Heist.

Los cuentos de hadas siempre tienen un final feliz. El príncipe encuentra a su princesa y la lleva en su corcel blanco a ver el amanecer por el resto de sus vidas. Pero ¿cuánto dura una vida? ¿Cien años o un día? No tuvo que luchar con dragones ni escalar la torre más alta, él encontró a su princesa en esa cama de hospital. No tenía cabello para arrojarlo por la ventana, solo una enorme sonrisa que le hacía soñar con su final feliz; pero su princesa no duró para vivir con él su «para siempre». ACLARACIÓN: Esta obra es un relato corto compuesto de frases y aforismos. No es una historia narrada por un niño. Todos los derechos reservados©