Todo puede cambiar la vida de Alina por un simple viaje a Rusia para estudiar la carrera de psicología al conocer al atractivo Asdrubal, un hombre con miles de demonios en su interior que le atormentan. Todo se vuelve un infierno cuando el turbulento pasado de Asdrubal sale a la luz y la única persona que podrá salvarlo será Alina. Un demonio lleno de odio y dolor. Un ángel llena de bondad y dulzura. ¿Alina conseguirá liberarlo de su tortura? ¿Asdrubal la dejará entrar en sus recuerdos? ¿Saldrán victoriosos de la pelea o los recuerdos les noquearan? ¿Puede ganar en el infierno el amor? ¿O las alas de él serán demasiado gruesas para poder romperlas? Una atracción que les estremezera con sólo el roce de sus pieles. Un demonio que ha sido vendido al diablo y un ángel con corazón de oro. Alina tiene algo muy claro " ser feliz aunque pueda fallar "

Dos palabras: Nunca caer. Nunca dejar al descubierto las emociones. Siempre lo usarán en tu contra. Nunca creer en nadie, ni siquiera en tu propia familia. Te engañaran a tus espaldas, fingiendo ser alguien que no son. Nunca confiar en nadie, porque luego, te dejaran. Como siempre. Nunca dejar la guardia baja, porque si no, romperán las paredes que se construyeron a tu alrededor. Esas son las principales cosas que Brithany Breatsha tiene en mente a cada paso que da. Siempre lista para cuando la ataquen y poder defenderse sin ningún problema, sin decir nada. Solo golpea. ¿Su mayor problema? Caleb Pringteon. ¿Su mayor temor? Que ÉL pueda romper esas paredes, que tanto costó construir, sin esfuerzo. Pero no es solo eso... sino que ella quiera dejarlo entrar.

Rebeca Mendes es una chica que esconde muchas cosas detrás de una sonrisa y un "estoy bien". Siempre se muestra sonriente y llena de positividad, a pesar de como han pasado un montón de situaciones con lo que es respecto a su familia, se mantiene de pie. A sus 18 años aún no tiene ni la más mínima idea de cómo conseguir amigos por su falta de interés. Pero cuando se muda a una nueva ciudad, ella está realmente dispuesta a estudiar y juntar una gran historia para seguir adelante. En cambio, Dylan O'Brien es un chico tranquilo, serio, y su especialidad es alejar a cualquiera que quiera hablarle por instinto. No todo fue así siempre, hasta que ocurrieron varios acontecimientos con respecto a su familia. Se la pasa ocultando sus sentimientos desde hace mucho. No le interesa que los demás sepan que tiene algo que esconder, es normal cuando uno se siente mal, a su pensar. Pero su manera de sobrellevar las cosas, no lo dejan quedarse de pie. Clichés de la vida, hacen que se conozcan. Rebeca y Dylan tienen algo en común desde entonces. Sus problemas. Narrada por diferentes, y ambos puntos de vista, por un chico y una chica. ¿Solo ellos tienen cosas en común? ¿O tú también?

SECUELA DE DESTROY ME. Estoy acostumbrado a luchar contra el mundo, pero nunca había luchado contra mí mismo. Soy mi demonio personal. Soy la bala que apunta directo a mi cráneo. Soy destrucción. Soy una bomba de tiempo y lo único que espero, es que ella venga a salvarme.

Él no es como los típicos «chicos malos» que la mayoría de las historias describen. Él no tiene una motocicleta Harley Davidson, no, el tiene un Audi r8 color gris con las ventanas polarizadas y blindadas. Él no guarda cajetillas de cigarros Marlboro Red en su chaqueta de cuero negra, no, el guarda una pistola 9mm y municiones. Él no irradia maldad, él es maldad. Él es el diablo encarnado y vino para hacer mi vida un infierno. "No hables sin su consentimiento, no lo mires a los ojos, y date por muerto si lo contradices."

Encantador, galante, carismático, arrogante, simpático, irreverente, insufrible... Y violento. Sabía que un chico como Logan Lerman no me convenía. Había escuchado hablar acerca de su prometedora carrera como boxeador... También había escuchado las escalofriantes historias acerca de sus ataques de ira irracional y su vida cargada de excesos. Sé que es peligroso. Sé que no se toma nada en serio. Sé que, a pesar de lucir como un ángel, es capaz de destrozar el rostro de una persona en menos de tres minutos. Sé que me va hacer mucho daño... Y también sé que no puedo -quiero- estar sin él. Él va a destruirme...