Mi historia se contó durante infinitas décadas, enrevesada, retocada, fantástica, ficticia a veces... En esta historia se me llamaba muchas cosas, a veces solo Ylva, otras Ylva la Inocente, inmortal, sanguinaria, asesina, mata-hombres, bruja, diosa, malvada, tenía tantos nombres como muertos a mis espaldas. A veces solo contaban la parte triste, otras solo el origen de la leyenda, otras muchas solo relataban la parte romántica. Mi vida fue un conjunto de mentiras y realidades, dioses nórdicos llenos de ira, un corazón inocente que fue corrompido demasiado pronto, una historia de amor que propasó el tiempo y vivió para siempre, milagros, guerras, sangre, y por encima de todas las cosas, la venganza. Finalmente cuento la historia de mi vida, mortal, violenta, real, cruda... Cuento el origen del mito, y también cómo llegó hasta el final. Cuento lo que todo el mundo quiso saber, lo que todos acabaron inventando, la verdad NOTA: Esta versión no es la última edición final. Pueden haber algunos errores gramaticales o temporales apenas perceptibles, pero la historia permanece igual en ambas versiones. En mi perfil podrás encontrar la segunda parte de la historia

No todos podemos ser lo que queremos. No todos podemos tener lo que deseamos. Nosotros no elegimos nacer ni mucho menos en donde. De eso se encarga el destino, y si, es destino, el es destino.

"-¿Qué tú hiciste qué?- grito.-Estas demente, hombre." Hannah Crowell tenía la vida perfecta. Todo lo que pudieran imaginarse: Autos, motos, la mejor ropa, los mejores zapatos, un cabello esplendido y uñas largas y bien pintadas. Claro que no se podía esperar menos en la vida de una hija única de padres divorciados en la ciudad de Las Vegas, Nevada. Su padre, dueño del casino más concurrido de Las Vegas, consintió a su única hija después de su divorcio con todo lo que pasó por la cabeza de la pequeña. Hannah Crowell era la más detestada, malcriada, caprichosa y glamourosa chica que pudieran conocer. Ha recorrido los mil y un internados por todo el mundo y fue expulsada de todos, hasta de los más estrictos. Regla número uno: No recibe ordenes de nadie. Lo que nunca esperó fue que su padre la mandara a un campamento militar justamente en la noche de su cumpleaños número 19. Su regla número uno se romperá cuando conozca al Sargento Nathan Miller.