«Tú serás mi modelo, pero sólo eso y nada más» Thomas Pride, veintiséis años de edad, fundador y uno de los fotógrafos más reconocidos y talentosos quien trabaja para la revista de moda "Open Minds"; la más vendida e influyente en todo el país. Misma que está abiertamente a favor de la comunidad Lgbt+ y es defensora de sus derechos. Thomas se dedicaba especialmente a tomar fotos de chicos y chicas usando ropas las cuales no serían las "adecuadas" para su género. Se dedicaba a mostrarle al mundo que la ropa no tenía género. Y para lograr eso tenía a su modelo estrella: Luke Addams. Bueno, eso antes de su suicidio. Por ese fatídico suceso Thomas se esmera en encontrar otro chico que llegue al nivel como para convertirse en su nuevo modelo estrella. Aiden Torres, un chico universitario de diecinueve años de edad quien se veía necesitado urgentemente de un trabajo mejor pagado para poder mantener a su par de hermanos menores; los cuales habían quedado a su cargo tras el repentino fallecimiento de su padre por una enfermedad mortal. Fue un día cuando vio el anuncio de grandes letras llamativas que ofrecían empleo como modelo a cualquier chico que estuviese en forma y tuviese de entre dieciciete y veinticuatro años de edad. No iba a desperdiciar esa oportunidad. «De acuerdo, total, sólo hago esto por mis hermanos» #1 crossdresing (27/05/20)

Dejando cartas en su casillero casi todos los días, ella solo le pedía una cosa: "déjame amarte".

«¿Quieres una Coca-Cola?» Él tan solo le estaba ofreciendo algo de tomar... Verónika, una chica de diecisiete años cuya vida era una mierda. Así. Sin más. No tenía amigos, todos la odiaban por X o Y motivo. Sus padres incluídos y ella no sabía por qué. Desde que ella podía recordar -o sea, los nueve o diez años- ellos siempre habían sido así. Verónika no conocía mucho algún tipo de trato diferente. Nicolás, un chico de diecisiete años con una vida normal y tranquila. No tenía padre, según su madre, éste se había ido junto con el nacimiento de su hermana menor y nadie sabía más de él. A Nicolás jamás le hizo falta. Un día se cruzarán sus destinos gracias al mejor amigo de Nicolás quien lo dejó plantado aquella tarde cuando él ya tenía en sus manos el par de Coca-Colas, y para que no fuese dinero desperdiciado decide regalársela a la primera persona que encuentra.