Querido conocido, el amor duele; la gente duele. Por eso eras mi planeta favorito. 2015.

Tal vez fue la neblina que no me dejo ver las cosas o mi corazón que se cegó para no sentir dolor.

me dejaste la vida helada, los labios agrietados y las palabras empañadas.

Yo y cartas a mí misma. Cartas que yo escribo, cartas que yo recibo.

La llamabas Paula. Yo odiaba a Paula. Me había robado todo lo que me quedaba, y cuando se había cansado de ello, me lo había retornado; roto. Pero ahora tocaba intentar seguir hacia delante. Contigo o sin ti. Con ellos. O sin mi.

no creas que es poesía.

Si me diesen a elegir entre la vida o la muerte, me queda contigo, me quedaba con tu risa una tarde de abril me quedaba con tus meteduras de pata cuando no recuerdas como hacer la media de notas que escondes en mi risa me quedaba con tus orgasmos del domingo, de follarte hasta la risa con Extremoduro sonando de fondo. Si me dieran a elegir entre invierno o verano, me quedaba compartiendo contigo todas las estaciones. Y claro, parece que cuando sólo uno de los dos quiere, acaba sangrando el de las poesías el del que mide la métrica en ausencia de tu espalda, el que esconde rimas asonantes entre lagrimales y el que ya ha perdido cordura entre tanta locura de labios. Pero qué te voy a decir yo; si aún tengo miedo a pisar los charcos cuando llueve de que llueva a cien diluvios por minuto y acabé empapada de tu ausencia.