Alas cortadas
―Vete y haz lo que tengas que hacer ―murmuró Hera por lo bajo, después de que Afrodita irrumpiera en las antecámaras del palacio―, pero recuerda que eres mujer y que estás casada, así que no trates de volar muy lejos, palomilla. Poco sabía Hera de lo mucho que ella y la hija del mar tenían en común.