No creo en el amor.
No me voy a enamorar.
No quiero ser esclavo de un sentimiento sobrevalorado.
Mis pensamientos son claros y seguros hasta que mi vida da un giro inesperado y la veo, tan linda y dulce que sin darme cuenta, se convierte en mi éxtasis de adicción
Dime que no era todo fantasía mía,
que había algo de verdad en toda esta ironía,
porque si no fue así, entonces,
todas las veces que me mirabas
en realidad, ¿no me veías?