¿Has pensado qué hay detrás de un simple sueño? ¿Qué es lo que los hace posibles? ¿Cómo vienen al mundo? ¿Quién los inventó? Joel tiene apenas doce años, sus padres en ocasiones piensan que él es el más especial de sus tres hijos, principalmente podría ser porque fue el segundo en la familia y los esfuerzos que hace todavía no lo ayudan a encontrar su sitio y sus amigos. Quizá sus padres pueden no estar muy equivocados; la vida le tiene deparada a Joel una aventura demasiado extraña y no creíble al principio, no obstante, cuando se da cuenta que no son solo sueños lo que está viviendo, las cosas pueden tornarse un poco más peligrosas. Descubrir un sitio más allá de lo real, más allá de lo imaginable, no era algo que él tuviera planeado y ahora es su decisión continuar con él o terminarlo. ¿Qué tan peligroso se puede volver un sueño? ¿Cuántos enemigos pueden haber cuando todo ocurre en tu cabeza? ¿Acaso las cosas son de verdad reales? Este es el sueño de Joel, ¿te atreves a soñarlo con él?

Había una vez cuatro hermanas ellas vieron que al mundo le hacía falta algo. Antes, según la leyenda, el mundo se dividía en partes y en cada parte haría una estación. Las cuatro hermanas sintieron que estas estaciones deberían ser compartidas, que todos merecían saber cómo se sentían las diferentes épocas. La más pequeña, hiperactiva y caprichosa de todas, escogió la primavera, ella se encargaría de llevar a todas partes los olores y la armonía de dicha estación. El verano seria aquella alegre, cálida y risueña. La que fuera capaz de llevar el calor y la vitalidad a todos los lugares. Después vino el otoño, aquella hermana pensó que todos debían tener la capacidad de soñar, enmendarse y de mejorar. Ella lo llevo a todos los rincones. Al final vino el invierno... el invierno era frío, cruel y despiadado. Cerrando los ojos ante el sufrimiento. Cuando el invierno llegaba las demás hermanas se ocultaban. Así sucedió. Así lo dicta la leyenda. Así funciona el mundo. Fue así como decidieron que el invierno debía tener corazón de hielo. Mi nombre es Hanna, y yo soy el invierno.