Una joven irlandesa ve una extraña cabina azul apareciendo y desapareciendo como por arte de magia. Lo que no sabía eran todos los secretos que escondía esa máquina, o, mejor dicho, los que escondía él.

Y le vi ahí. Sentado, en la barra del bar. Su pelo rojo, ardiente como el mismo fuego, alumbraba la sala a mis ojos. Calentaba hasta el más frío día de invierno. Todo empezó allí, lo recuerdo como si fuese ayer. Fue la primera vez que sentí tanto. Porque él me hizo sentir, y sentirlo todo.