Había una vez un Dios Sol y una Diosa Luna que se encontraban cada noche a la hora del crepúsculo. En el atardecer, el Dios Sol, quien debía iluminar la cara opuesta del planeta Tierra, daba paso a la bella Diosa Luna, encargada de velar por los sueños de aquellos humanos que dormían en la oscuridad de la noche. Era la Diosa la procuradora de reflejar los haces de luz procedentes del Dios Sol, para que aquellos seres nocturnos que necesitasen un faro, allá a lo lejos, se guiasen sin contrariedades. El uno y el otro se encontraban inmersos, desde la edad antigua, en una tradición que los ataba a una rutina arcaica de la que querían escapar.

Sinopsis: Alexia Larson regresa tras el verano al internado de Suecia donde vive desde hace cinco años, alejada de su caótica familia. Este curso es el último año que pasará allí antes de la universidad. Alex, este curso, se ha propuesto que va a ser el mejor de su vida. Y dentro de sus planes entra enamorar a Gideo Barnes, el chico del que lleva enamorada desde hace tanto tiempo que ni lo recuerda. Pero en cada plan siempre hay un problema. Y el de Alexia se llama Oliver, y es el chico nuevo. El idiota. El insoportable. Todo eso es Oliver para Alex. Pero, por mucho que Alexia no soporte a Oliver, cuando este le propone un pacto, ella tiene que aceptarlo. Oliver ayudará a Alexia a conquistar a Gideon con una condición: ella le ayudará a llevarse a chicas a la cama. Claro que cuando hicieron el trato se olvidaron de algo. "Hicimos el plan perfecto, pero nos olvidamos de las emociones". Y es que cuanto más se alarga el plan, más difícil es para ambos seguir cumpliendo su parte del trato.

Alba Reche es propietaria de una prestigiosa clínica de fisioterapia en Madrid. Natalia Lacunza es una famosa cantante. La primera es pura luz, en el más amplio sentido de la palabra. La pena y la tristeza alimentan el alma de la segunda, sacando de ese pozo oscuro toda su inspiración y su talento. Dicen que, si encuentras la sala de los menesteres, te dará aquello que necesitas. Solo hay que empujar la puerta.