Ángel Caído
Lo mejor de ella no eran sus piernas, ni los pecaminosos escenarios que imaginaba junto a ese sacerdote del que estaba enamorada en secreto, sino su alma, que brillaba y lo atraía como el fuego a las polillas. -Rezaré por ti, Sasuke, para que dios vuelva a recibirte en su reino. El aludido sonrió, mostrando sus afil...